Conquista del Petén

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Conquista del Petén
Parte de Capitanía General de Guatemala

Las rutas de entrada de los españoles en el Petén durante el siglo xvii, superpuesta con la ruta de Hernán Cortés en 1525
Fecha c. 1618 – c. 1697
Lugar Petén, Guatemala
Resultado Victoria española
Cambios territoriales Incorporación de la cuenca del Petén en la Capitanía General de Guatemala
Beligerantes
Imperio español Pueblos mayas independientes, incluyendo:
  • Itzá
  • Ko'woj
  • Kejache
  • Yalain
  • Lakandon ch'ol
  • Manche ch'ol
Comandantes
Martín de Ursúa Kan Ek'
Historia de Guatemala
1618-1697
Conquista del Petén

La conquista del Petén fue la última etapa de la conquista de Guatemala, un conflicto prolongado que se produjo durante la colonización española de las Américas. El Petén es una amplia planicie de tierras bajas cubiertas de una densa selva tropical, e incluye una cuenca hidrográfica central con un número de lagos y algunas zonas de sabana. La llanura está atravesada por una serie de colinas kársticas bajas, elevándose hacia el sur al acercarse al altiplano de Guatemala. La conquista del Petén, una región ahora incorporada a la república moderna de Guatemala, culminó en 1697 con la captura de Nojpetén (también conocido como Tayasal),[Nota 1]​ la capital del reino itzá, por Martín de Ursúa y Arizmendi. Con la derrota de los itzáes, el último reino nativo independiente e invicto del continente americano cayó a los colonizadores europeos.

Antes de la conquista, el Petén contaba con una población considerable, conformada de diferentes pueblos mayas, en particular alrededor de los lagos centrales y a lo largo de los ríos. Petén estaba dividido en diferentes señoríos mayas envueltos en una compleja red de alianzas y enemistades. Los grupos más importantes alrededor de los lagos centrales eran los itzáes, yalain y ko'woj. Otros grupos cuyos territorios se encontraban en el Petén eran los kejache, acala, lakandon ch'ol, xocmo, chinamita, icaiché y manche ch'ol.

Hernán Cortés fue el primer europeo en penetrar en el Petén, junto con una expedición apreciable que cruzó el territorio desde el norte hacia el sur en 1525. En la primera mitad del siglo xvi, España estableció colonias vecinas en Yucatán hacia el norte y Guatemala hacia el sur. Desde 1596 en adelante, los misioneros españoles sentaron las bases para la ampliación de la administración colonial en el extremo sur del Petén, pero no hubo otras penetraciones españolas en el centro del Petén hasta 1618 y 1619, cuando los misioneros llegaron a la capital itzá, tras viajar desde la ciudad española de Mérida en Yucatán.

En 1622 una expedición militar encabezada por el capitán Francisco de Mirones, acompañada por el fraile franciscano Diego Delgado, salió de Yucatán; esta expedición se convirtió en un desastre para los españoles que fueron masacrados por los itzáes. En 1628 los manche ch'ol en el sur fueron puestos bajo la administración del gobernador colonial de Verapaz formando parte de la Capitanía General de Guatemala. En 1633 los manche ch'ol se rebelaron infructuosamente contra el dominio español. En 1695 una expedición militar que salió de Guatemala, trató de llegar al lago Petén Itzá; ésta fue seguida por misioneros que salieron de Mérida en 1696, y en 1697 por la expedición de Martín de Ursúa, que salió de Yucatán y que resultó en la derrota final de los reinos independientes del centro de Petén, y su incorporación en el Imperio español.

Geografía

Vista sobre una llanura cubierta de hierba y palmeras dispersas
Sabana de Petén.

El actual departamento de Petén se encuentra en el norte de Guatemala. Limita al oeste con el estado mexicano de Chiapas; esta frontera sigue en gran parte el curso del río Usumacinta. El lado norte de Petén está bordeado por el estado mexicano de Campeche y al noroeste limita con el estado mexicano de Tabasco; en el este limita con Belice[3][4]​ y en el sur con los departamentos guatemaltecos de Alta Verapaz e Izabal.[3]

Las tierras bajas del Petén están conformadas por una llanura densamente boscosa, con una topografía kárstica baja.[5]​ La zona está atravesada por crestas bajas de piedra caliza del Cenozoico con una orientación este-oeste, y se caracteriza por una variedad de suelos y tipos de bosque; las fuentes de agua se componen generalmente de pequeños ríos y pantanos estacionales conocidos como «bajos».[6]​ Una cadena de catorce lagos atraviesa la cuenca central del Petén; durante la temporada de lluvias algunos de estos lagos se interconectan. Esta zona de drenaje mide aproximadamente cien kilómetros en dirección este-oeste por treinta kilómetros en dirección norte-sur.[7]​ El lago más grande es el lago Petén Itzá que se encuentra cerca del centro de la cuenca de drenaje; mide treinta y dos por cinco kilómetros. Una extensa sabana se extiende al sur de los lagos centrales; tiene una altitud media de ciento cincuenta metros, con crestas kársticas que alcanzan una altitud promedio de trescientos metros. La sabana cuenta con un suelo compacto de arcilla roja que es demasiado pobre para sostener una cultivación intensiva, lo que resultó en un nivel de ocupación poblacional relativamente bajo en el periodo precolombino. Está rodeada de cerros con laderas meridionales inusualmente empinadas y accesos septentrionales más suaves; las colinas están cubiertas de denso bosque tropical. Al norte de los lagos aumenta el número de «bajos» intercalados en la selva. En el extremo norte del Petén, la cuenca del Mirador es otra zona de drenaje interior.[8]​ Hacia el sur del Petén la planicie alcanza una altitud de aproximadamente quinientos metros, ya que se eleva hacia las tierras altas de Guatemala y se une a las rocas metamórficas que datan del Paleozoico.[9]

Clima

El clima del Petén se divide en una estación seca y una estación lluviosa que dura de junio a diciembre,[10]​ aunque estas estaciones no están claramente definidas en el sur de la región.[11]​ El clima varía desde tropical en el sur hasta subtropical en el norte; la temperatura oscila entre 12 ℃ y 40 ℃, aunque no suele caer por debajo de 18 ℃.[10]​ La temperatura media varía desde 24,3 ℃ en el sureste alrededor de Poptún hasta 26,9 ℃ alrededor de Uaxactún en el noreste. Las temperaturas máximas se dan entre abril y junio, mientras que enero es el mes más frío; toda la región del Petén experimenta un período seco y caliente a finales de agosto. La precipitación anual es alta y varía desde una media de 1198 mm en el noreste hasta 2007 mm en el centro de Petén en la zona de Flores (Nojpetén). El extremo sureste del Petén experimenta las mayores variaciones de temperatura y precipitación, y la precipitación puede alcanzar hasta 3000 mm al año.[11]

El Petén antes de la conquista

Las primeras grandes ciudades mayas que se desarrollaron en el Petén datan del Preclásico Medio (c. 600–350 a. C.),[12]​ y esta región se convirtió en el centro de la antigua civilización maya durante el periodo Clásico (c. 250–900 d. C.).[13][14]​ Las grandes ciudades que dominaban el Petén habían caído en ruinas al inicio del colapso maya, a comienzos del siglo x d. C.[15]​ Una significativa presencia maya permaneció en la región durante el Posclásico, después del abandono de las principales ciudades del período Clásico; la población se concentraba sobre todo cerca de las fuentes permanentes de agua.[16]

El norte de Guatemala es una llanura plana de tierras bajas que se extiende desde la cordillera de los Cuchumatanes en una arco hacia el sur. En las tierras bajas al este de las montañas, se encuentra el extenso lago de Izabal, que tiene una salida hacia la bahía de Amatique en el este, que a su vez se abre hacia el golfo de Honduras. Inmediatamente al norte de las montañas se encuentra la selva Lacandona; el Petén se sitúa hacia el noreste. Ystapalapán era un asentamiento en los Cuchumatanes occidentales, en el territorio de los chuj. Cobán se encontraba en territorio q'eqchi', en las estribaciones a medio camino entre Ystapalapán en el oeste y el lago de Izabal en el este. Xocolo se encontraba en el extremo noreste del lago Izabal, donde sus aguas fluyen hacia el mar. Nito, también conocido como Amatique, se encontraba en la costa, donde el río que sale del lago desemboca en la Bahía de Amatique. La zona sur del lago era el territorio de los toqueguas. Los manche ocupaban las tierras al noroeste del lago y los acala al oeste, entre los manche y los chuj. Los lacandones estaban al noroeste de los acala, en la actual frontera con México. El lago Petén Itzá se encuentra en el centro de Petén, en el norte de Guatemala. Era donde se encontraba Nojpetén, con las tierras de los itzáes extendiéndose hacia el sur del lago. Los mopán se encontraban al este de los itzáes y al noreste de los manche, en la frontera con Belice. Al norte del territorio mopán y al este del lago Petén Itzá, se encontraban los yalain. Los kowoj se encontraban al noreste del lago y los kejache hacia el noroeste. La "Tierra de Guerra" se componía de una amplia franja que cubrió la parte norte de las montañas y la parte sur de las tierras bajas.
Mapa de las tierras bajas del norte de Guatemala en el momento del contacto con los españoles

Aunque no hay suficientes datos para estimar con precisión el tamaño de las poblaciones en el momento que se produjo el contacto con los españoles, los primeros informes españoles sugieren la existencia de importantes poblaciones mayas en el Petén, en particular alrededor de los lagos centrales y a lo largo de los ríos.[17]​ Antes de su derrota en 1697, el reino itzá controlaba o influenciaba la mayor parte del Petén y partes de Belice. Los itzáes eran belicosos y su proezas marciales impresionaron a los reinos mayas vecinos, así como a sus enemigos españoles. Su capital era Nojpetén, una ciudad construida en una isla del lago Petén Itzá, que más tarde se convirtió en la moderna ciudad de Flores, la actual cabecera departamental de Petén en Guatemala.[18]​ Los itzáes hablaron una variedad del maya yucatecano.[19]

El segundo reino más importante en el Petén era el del pueblo kowoj que se situaba al este de los itzáes, alrededor de los lagos orientales de Salpetén, Macanché, Yaxhá y Sacnab.[20][21]​ No se conoce la extensión territorial de los demás pueblos en la región, ni su composición política; entre ellos se incluyen los pueblos chinamita, kejache, icaiché, lakandon ch'ol, mopán, manche ch'ol y yalain[21][22]

Junto a los itzáes y kowoj, los yalain parecen haber sido una de las tres entidades políticas dominantes del Petén central durante el Posclásico. El territorio yalain alcanzó su máxima extensión desde la orilla oriental del lago Petén Itzá hacia el este hasta Tipuj en Belice.[23]​ En el siglo xvii la capital yalain se encontraba en el lugar que lleva el mismo nombre en la orilla norte del lago Macanché.[24]​ En el momento que se produjo el contacto con los españoles, los yalain estaban aliados con los itzáes, una alianza cimentada por los matrimonios entre las élites de ambos grupos.[23]​ A finales del siglo xvii los registros coloniales españoles documentaron la existencia de hostilidades entre los grupos mayas en la región de los lagos, como la incursión de los kowoj en los antiguos territorios de los yalain, incluyendo Zacpetén en la orilla del lago Macanché, y Ixlú en la orilla del lago Salpetén.[25]

Los kejache ocupaban un territorio al norte de los itzáes, entre la zona de los lagos y lo que hoy es Campeche. Al oeste de los kejache se encontraba Acalán, habitada por un grupo de habla maya chontal, cuya capital se ubicaba en el sur del actual estado de Campeche. Los lacandones de habla cholano (que no debe confundirse con los habitantes modernos de Chiapas que llevan ese nombre) controlaban el territorio a lo largo de los afluentes del río Usumacinta que abarca el suroeste del Petén en Guatemala y el este de Chiapas.[18]​ Lo españoles conocían la reputación de los lacandones de ser guerreros feroces.[26]​ Los xocmo eran otro grupo de habla cholano; ocuparon un territorio remoto en la selva al este de los Lacandones.[18]​ Los xocmo nunca fueron conquistados, ya que lograron escapar a los repetidos intentos españoles de localizarlos; aunque se desconoce su destino final, es posible que fueron los antepasados de los lacandones modernos.[27]​ El territorio de los manche ch'ol se encontraba en el extremo sur de lo que hoy es el departamento de Petén.[18]​ Los territorios de los mopán y chinamita se situaban en el sureste de Petén.[28]​ El territorio manche se encontraba al suroeste del de los mopán.[22]

Antecedentes de la conquista

En 1492 Cristóbal Colón descubrió las Américas para el Reino de Castilla y León. Por 1580 Castilla y León se había unificado con un número de reinos vecinos para formar un solo reino español. Posteriormente, aventureros privados entraron en tratos con la Corona española para conquistar las tierras recién descubiertas a cambio de ingresos fiscales y la potestad de gobernarlas.[29]​ En las primeras décadas después del descubrimiento, los españoles colonizaron el Caribe y establecieron un centro de operaciones en la isla de Cuba. Tras escuchar rumores de las riquezas del Imperio azteca que se extendía por el continente, al oeste de la isla, Hernán Cortés salió en 1519 con once naves para explorar la costa mexicana.[30]​ En agosto de 1521, la capital azteca de Tenochtitlan había caído ya en manos de los españoles.[31]​ En menos de tres años desde la caída de Tenochtitlan, los españoles lograron conquistar gran parte de México, extendiendo sus campañas por el sur hasta el istmo de Tehuantepec. El territorio recién conquistado se convirtió en Nueva España, dirigida por un virrey, quien respondía ante el rey de España a través del Consejo de Indias.[32]​ Hernán Cortés recibió informes de tierras ricas y pobladas en el sur y envió a Pedro de Alvarado al mando de un ejército para conquistar los reinos mesomaricanos de la Sierra Madre de Guatemala y la llanura del Pacífico; la fase militar del establecimiento de la colonia española de Guatemala duró desde 1524 hasta 1541.[33]​ La Capitanía General de Guatemala tuvo su capital en Santiago de los Caballeros de Guatemala (la actual Antigua Guatemala) y cubrió un amplio territorio que incluía el actual estado mexicano de Chiapas, así como El Salvador, Honduras y Costa Rica.[34]​ Los españoles impusieron el dominio colonial sobre Yucatán entre 1527 y 1546, y sobre Verapaz desde el siglo xvi hasta el siglo xvii, dejando la zona intermedia – básicamente Petén y gran parte de Belice – independiente durante mucho tiempo después de la sumisión de los pueblos circundantes.[35]

Impacto de las enfermedades del Viejo Mundo

En 1520 un soldado español llegó a México con la viruela; como consecuencia, epidemias devastadoras azotaron las poblaciones nativas de América. Las enfermedades europeas afectaron severamente a los diferentes pueblos mayas del Petén. Se estima que al inicio del siglo xvi el oeste del Petén contaba con una población de aproximadamente treinta mil mayas ch'ol y ch'olti. Entre 1559 y 1721 fueron diezmados por los efectos combinados de las enfermedades, la guerra y las reubicaciones forzosas.[36]

Cuando Nojpetén cayó en 1696, contaba con una población de aproximadamente sesenta mil mayas que vivieron alrededor del lago Petén Itzá, incluyendo un número considerable de refugiados de otras zonas. Se estima que el ochenta y ocho por ciento de los habitantes murió durante la primera década del gobierno colonial debido a las epidemías y la guerra.[37]​ Aunque las enfermedades fueron responsables de la mayoría de las muertes, las guerras fratricidas entre grupos mayas rivales y las expediciones militares españolas también tuvieron un impacto.[38]

Armamento y armadura

Cañón español del siglo xvii
Mosquete francés del siglo xvii

Los conquistadores solían llevar armadura de acero que incluía cota de malla y cascos.[39]​ Sin embargo, los españoles eran lo suficientemente impresionados por la armadura de algodón acolchado de sus enemigos mayas que la adoptaron en lugar de su propia armadura de acero.[40]​ El armamento maya no era lo suficientemente potente como para justificar la incomodidad de llevar una armadura europea. La armadura de algodón acolchado, aunque también incómodamente caliente, era flexible y pesaba mucho menos. La armadura maya fue adaptada por los españoles, que utilizaron túnicas de algodón acolchado hasta las rodillas, y casquillos de estilo español. Los jinetes llevaban largos protectores de piernas de algodón acolchado; sus caballos también estaban protegidos con armadura de algodón acolchado.[41]​ Los registros españoles mencionan que, después del último empujón hacia los lagos del Petén a principios de 1697, dejaron un cuartel con más de cincuenta mosquetes de fabricación holandés y francés, tres cañones ligeros de calibre de una libra (piezas) fundidos de hierro y montados sobre carros, cuatro pedreros (lanzadores de piedra de dos cámaras) de hierro y dos de bronce, y seis cañones ligeros de bronce (conocidos como esmiriles).[42]

Armamento nativo

«... Traían los dos capitanes [itzáes] sus ginetas con moxarras de pedernal al modo de los nuestros, que solo se diferencian en ser de azero; y en el principio de ellas muchas plumas de diversos y hermosos colores, al modo de las cintas que usan nuestros alferezes en sus venablos; y las moxarras como de una quarta de largo, de dos cortes, y la punta como de daga agudisima.

Los otros indios itzaex traían sus arcos y flechas con que caminavan siempre que salían fuera de la isla y de su territorio, por si encontravan indios Chinamitas, nación con quien siempre tuvieron enemistad y continuas guerras; porque se preciavan de tan esforçados, y guerreros como ellos.»

— Juan de Villagutierre Soto-Mayor, 1701, Libro II, Capítulo II, p. 92.

Los españoles describieron las armas de guerra de los mayas del Petén como arcos y flechas, palos afilados y endurecidos al fuego, lanzas con cabeza de pedernal y espadas conocidas como hadzab, hecho de madera dura con hojas incrustadas de obsidiana;[43]​ éstos eran semejantes a los macuahuitl aztecas. Tenían un eje de madera delgada y ancha con cuchillas de obsidiana o pedernal incrustadas en los surcos en los bordes de la madera. El eje tenía una longitud de hasta ochenta centímetros y se elaboró con la madera dura y oscura de un pequeño árbol conocido como chulul (Apoplanesia paniculata) por los mayas. El arco, o chuhul, utilizado por los mayas fue descrito como casi tan alto como un hombre y se talló de la misma madera del chulul utilizado para el hadzab, con la cuerda hecha de la fibra del henequén.[44]​ Las flechas se hicieron de caña con una punta de sílex, hueso o diente de pez, y las remeras de plumas.[45]​ En el combate cuerpo a cuerpo los mayas usaban dagas de unos veinte centímetros con hojas de obsidiana o pedernal incrustados en un mango de la madera del chulul. Las lanzas mayas se conocían como nabte; algunas tenían una punta endurecida al fuego, otras una hoja de piedra afilada. Las lanzas se utilizaron principalmente para empujar y cortar, pero también podían ser arrojadas como una jabalina. Los mayas utilizaron lanzas de varios tamaños, y las lanzas más pequeñas eran probablemente utilizadas como proyectiles; las lanzas más largas tenían un tamaño similar a las utilizadas por los españoles.[46]

Los guerreros distinguidos llevaron armadura de combate. La parte superior del cuerpo estaba cubierta por una chaqueta corta llenada de sal de roca, y los antebrazos y las piernas se protegieron con vendajes estrechos de tela o de cuero. La armadura de algodón llenada de sal era lo suficientemente fuerte para impedir la penetración de flechas. La armadura podía tener decoraciones y a menudo estaba adornada con plumas. Guerreros comunes no llevaban armadura; por lo general solo llevaban un taparrabos y pinturas de guerra. Los guerreros llevaban escudos hechos de dos barras de madera con ángulo recto cubierta por una piel de ciervo.[47]

Estrategias y tácticas

Los españoles eran conscientes de que el reino itzá se había convertido en el centro de la resistencia antiespañola e implementaron una política de cercamiento, cortando las rutas comerciales de los itzáes a lo largo de un periodo de casi doscientos años. Los itzáes resistieron a la constante intrusión española, y reclutaron aliados contra el avance español entre los pueblos vecinos.[48]​ Los españoles aplicaron una estrategia de concentración de las poblaciones nativas sometidas en nuevos asentamientos coloniales, o reducciones (también conocidas como congregaciones).[49]​ La resistencia nativa a estos asentamientos nucleados tomó la forma de la huida de los habitantes indígenas hacia regiones de difícil acceso en la selva, o la unión a pueblos mayas vecinos que aún no habían sido sometidos por los españoles.[50][26]​ Los que se quedaron en las reducciones a menudo fueron víctimas de enfermedades contagiosas.[51]

Además de las expediciones militares, la Corona española celebró contrato para la conquista con la orden dominicana, que envió misioneros para la pacificación de las poblaciones nativas para que aceptaran el catolicismo y la dominación española. Esta táctica funcionó en las montañas vecinas de Verapaz hacia el sur, aunque su éxito se vio favorecido por la amenaza que emanó de las guarniciones españolas estacionadas a corta distancia. Esta táctica no tuvo tanto éxito en las tierras bajas del Petén, ya que los mayas podían fácilmente desaparecer en la selva dejando los españoles con los asentamientos abandonados.[29]​ La orden franciscana también participó en esfuerzos, generalmente pacíficos, para incorporar los mayas en el imperio español a través de la conversión cristiana de los dirigentes nativos.[52]​ Sin embargo, la orden franciscana abrazó de forma rutinaria la práctica de la 'violencia misionera', incluyendo el castigo corporal y defendió la idea de la «guerra sagrada» contra los no cristianos.[53]​ En muchos casos, los mayas solo permanecieron cristianos mientras los misioneros estaban presentes, y se convirtieron inmediatamente en apóstatos tan pronto como los frailes salieron.[54]​ En Guatemala a finales del siglo xvii, el fraile franciscano Francisco de Asís Vázquez de Herrera sostuvo que la guerra contra los indígenas apóstatos era una obligación.[53]​ La penetración misionera en el Petén no estaba libre de riesgo, y muchos misioneros fueron matados en la región.[54]

Los mayas independientes frecuentemente atacaron a los asentamientos de mayas cristianizados, instándoles a abandonar su nueva religión y resistir a los españoles.[51]​ Con el aumento de la frecuencia de las expediciones militares españolas lanzadas contra los mayas, las comunidades mayas independientes comenzaron a solicitar la presencia de los misioneros para evitar los conflictos armados.[55]​ Los itzáes trataron de utilizar a grupos mayas vecinos, como los yalain, como amortiguador contra la invasión española;[23]​ también pueden haber instigado rebeliones entre los grupos vecinos que ya fueron sometidos e incorporados en el imperio español.[56]​ Como los intentos españoles por penetrar en la región se dividió entre las autoridades coloniales de Yucatán en el norte y las de Guatemala en el sur, a veces los itzáes estarían realizando acercamientos pacíficos en un frente, mientras continuando los combates en el otro.[57]

Cortés en el Petén

Vieja pintura de un hombre joven con barba, mirando ligeramente hacia la derecha. Lleva una chaqueta oscura con un cuello alto coronado por una gorguera blanca, con botones ornamentales en la parte delantera. La pintura es oscura y está colocada en un óvalo con las letras "Hernán Cortés" en un rectángulo debajo.
Hernán Cortés, conquistador del imperio azteca, cruzó el Petén en el siglo xvi.

En 1525, después de la conquista del imperio azteca, Hernán Cortés dirigió una expedición por tierra a Honduras, y atravesó el reino Itzá en lo que hoy es el departamento de Petén en Guatemala.[58]​ Su objetivo era de someter la rebeldía de Cristóbal de Olid, a quien había enviado a la conquista de Honduras; sin embargo, al llegar a ese territorio, Olid se estableció de forma independiente.[59]​ La expedición de Cortés contaba con ciento cuarenta soldados españoles, noventa y tres de ellos montados, tres mil guerreros mexicanos, ciento cincuenta caballos, una piara de cerdos, artillería, municiones y otros suministros. También iba acompañado de seiscientos portadores maya chontal de Acalán. El 13 de marzo de 1525 llegaron a la orilla norte del lago Petén Itzá.[60]

Los sacerdotes católicos que acompañaron la expedición celebraron la Santa Misa en presencia de Aj Kan Ek', el rey de los itzáes, de quien se decía que fue tan impresionado que se comprometió a adorar la cruz y de destruir a sus ídolos.[61]​ Cortés aceptó una invitación por parte de Kan Ek' de visitar Nojpetén (también conocido como Tayasal), cruzó a la ciudad maya con veinte soldados españoles mientras el resto de su ejército continuó alrededor del lago para volver a encontrarse en la orilla sur.[61][58]​ A su partida de Nojpetén, Cortés dejó una cruz y un caballo cojo que los itzaes trataron como una deidad, tratando de alimentarlo con carne, aves de corral y flores, pero el animal murió al poco tiempo.[62][58]​ No hubo otros contactos formales entre los españoles y los itzáes hasta la llegada de los sacerdotes franciscanos en 1618, cuando aparentemente la cruz dejada por Cortés todavía estaba de pie en Nojpetén.[58]

Desde el lago, Cortés continuó hacia el sur a lo largo de las laderas occidentales de las montañas Maya, un viaje particularmente dificultoso de treinta y dos kilómetros que tardó doce días en recorrer, y durante la cual perdió más de dos tercios de sus caballos. Cuando llegó a un río crecido con las constantes lluvias torrenciales que habían estado cayendo durante la expedición, Cortés se dirigió río arriba hasta los rápidos de Gracias a Dios, que necesitaban dos días para cruzar con la pérdida de aun más caballos.[61]

El 15 de abril de 1525, la expedición llegó a la comunidad maya de Tenciz. Acompañado de guías locales se dirigieron en los cerros al norte del lago de Izabal, donde sus guías los abandonaron a su suerte. La expedición se perdió en los cerros y estuvo al punto de perecer cuando lograron capturar a un joven maya que les condujo a un lugar seguro.[61]​ Cortés encontró una aldea en la orilla del lago de Izabal, posiblemente Xocolo. Cortés cruzó el río Dulce hacia el asentamiento de Nito que se encuentra en la bahía de Amatique,[63]​ junto con alrededor de una docena de sus compañeros y esperó al resto de su ejército para reagruparse en el transcurso de la siguiente semana.[61]​ Por entonces la expedición se había reducido a unos pocos cientos de hombres; Cortés logró ponerse en contacto con los españoles que estaba buscando, solo para descubrir que los propios oficiales de Cristóbal de Olid ya habían puesto fin a su rebelión. Cortés regresó a México por vía marítima.[64]

Preludio a la conquista

Desde 1527 en adelante, los españoles se volvieron cada vez más activos en la península de Yucatán, y lograron establecer un número de colonias y pueblos por 1544, incluyendo Campeche y Valladolid en lo que hoy es México.[65]​ Por el impacto de los españoles en el norte de la península –incluyendo la invasión, las enfermedades epidémicas y la exportación de hasta 50.000 esclavos mayas– muchos mayas huyeron hacia el sur para unirse a los itzáes alrededor del lago Petén Itzá dentro de las fronteras modernas de Guatemala.[66]

Desde finales del siglo xvi hasta el siglo xvii, los misioneros dominicos desarrollaron sus actividades de conversión no violenta en Verapaz y el sur de Petén con un éxito limitado. En el siglo xvii, los franciscanos llegaron a la conclusión de que la pacificación y conversión cristiana de los mayas no sería posible mientras los itzáes se mantuvieron independientes en el lago Petén Itzá. El flujo constante de fugitivos huyendo de los territorios bajo dominio español para buscar refugio con los itzáes estaba drenando la mano de obra reglamentada por el sistema colonial de la encomienda.[67]

Las misiones en el sur de Petén

En 1596 los primeros misioneros católicos entraron en el sur del Petén para convertir a los manche ch'ol y mopan.[56]​ Desde hace mucho tiempo los q'eqchi' de Verapaz tenían estrechos vínculos con los manche ch'ol.[68]​ Las ciudades coloniales mayas de Cobán y Cahabón en Alta Verapaz, vendieron plumas de quetzales, copal, chile, algodón, sal y herramientas de hierro de fabricación española, a sus vecinos lakandon y manche ch'ol de las tierras bajas, a cambio de cacao y achiote.[69]​ Muchos q'eqchi' huyeron del dominio español en Verapaz para refugiarse entre los lakandon y manche ch'ol. Estos fugitivos fortalecieron los vínculos existentes entre los ch'ol independientes y los mayas bajo control español en Verapaz;[70]​ El constante flujo de la población maya entre la región colonizada de Verapaz y la zona independiente en el sur del Petén, resultó en un proceso de sincretismo religioso que las autoridades religiosas españolas no lograron detener.[71]​ Sin embargo, estos vínculos no impidieron a los españoles de servirse de los q'eqchi' para conquistar y reducir los manche ch'ol.[68]

A partir de mediados del siglo xvi la orden de los dominicos se había encargado de la conversión pacífica de los ch'ol de Verapaz y del sur de Petén, así como su concentración en nuevos asentamientos coloniales.[72]​ Los itzáes temían que los recién convertidos manche ch'ol llevarían los españoles a Nojpetén.[56]​ En 1628 los asentamientos de los manche ch'ol fueron puestos bajo la autoridad del gobernador de Verapaz, con el fraile dominico Francisco Morán como su jefe eclesiástico.[73]​ Morán favoreció un enfoque más duro para la conversión de los manche y trasladó soldados españoles en la región como protección contra las incursiones de los itzáes que venían del norte.[74]​ El establecimiento de una nueva guarnición española en un área que anteriormente no había conocido una fuerte presencia militar española, provocó una revuelta entre los manche, seguida por el abandono de los asentamientos indígenas.[74]​ Los itzáes, preocupados por los avances españoles en su territorio, pueden haber instigado la rebelión manche que tuvo lugar en la Cuaresma de 1633.[56]

Hacia finales del siglo xvii se produjo un cambio en las prioridades españolas, ya que tras el fracaso de los esfuerzos dominicanos para convertir los ch'ol de forma pacífica, combinado con la creciente presencia británica en el Caribe, las autoridades coloniales decidieron terminar el monopolio dominicana y autorizar la entrada de los franciscanos y otras órdenes en la región;[75]​ Una opción militar también fue visto más favorablemente.[76]​ Entre 1685 y 1689, los q'eqchi' de Cobán y Cahabón se vieron obligados a ayudar a los españoles en sus expediciones armadas contra los manche ch'ol y en el reasentamiento forzoso a Verapaz. Estas acciones despoblaron el sur del Petén y condujeron a la ruptura de las rutas comerciales que vincularon los asentamientos coloniales de Guatemala con los mayas independientes del Petén.[77]​ De 1692 a 1694, los frailes franciscanos Antonio Margil y Melchor López desarrollaron actividades de conversión entre los manche y lakandon ch'ol. Finalmente fueron expulsados por los ch'ol;[78]​ a su regreso a Santiago de Guatemala los franciscanos propusieron tres rutas de invasión en el sur del Petén y la región vecina de Chiapas.[79]​ A lo largo del siglo xvii, los misioneros españoles encontraron una considerable reticencia entre los manche, que persistió hasta que los españoles finalmente decidieron trasladarlos a una zona en la que podrían ser controlados con mayor facilitad. En el momento del contacto con los españoles, hubo una población de posiblemente diez mil manche; fueron diezmados por la guerra y las enfermedades europeas, y los sobrevivientes fueron deportados a Rabinal en el actual departamento de Baja Verapaz. Después del año 1700 los manche ch'ol dejaron de tener importancia en la historia del Petén.[56]

A la llegada de los españoles los mopán tenían una población estimada en diez mil a veinte mil personas. En 1692 el Consejo de Indias ordenó que los manche ch'ol y mopan sean tratados de manera decisiva. La población sufrió los efectos de la guerra y de las enfermedades, y los pocos sobrevivientes fueron trasladados a reducciones españolas en el sureste del Petén, antes de ser reubicados en asentamientos coloniales en otras partes del Petén.[56]​ En 1695 las autoridades coloniales decidieron efectuar un plan para conectar la provincia de Guatemala con Yucatán, y los soldados comandados por Jacinto de Barrios Leal, presidente de la Real Audiencia de Guatemala,[80]​ conquistaron un número de comunidades ch'ol.[81][82]​ La más importante de ellas fue Sakb'ajlan a la orilla del río Lacantún en el este de Chiapas, ahora en México, que fue rebautizada como Nuestra Señora de Dolores o Dolores del Lacandón, en abril 1695.[82][83]​ Este ataque fue parte de una ofensiva tridente contra los pueblos independientes de Petén y Chiapas; un segundo grupo salió de Huehuetenango para unirse a las fuerzas de Barrios Leal. El tercer grupo, bajo el mando de Juan Díaz de Velasco, marchó desde Verapaz contra los itzáes.[26]​ Barrios Leal fue acompañado por el fraile franciscano Antonio Margil quien se desempeñó como asesor, así como su confesor personal y capellán de las tropas.[84]​ Los españoles construyeron un fuerte para una guarnición de treinta soldados españoles. El fraile mercedario Diego de Rivas estaba basado en Dolores del Lacandón, y él y su compañeros mercedarios bautizaron varios cientos de Lakandon ch'oles en los siguientes meses y establecieron contactos con las comunidades vecinas de los ch'ol.[81]

La resistencia contra los españoles continuó, y guerreros ch'ol hostiles mataron a un número de indígenas cristianos recién bautizados.[84]​ Sin embargo, a principios de marzo de 1696 el éxito de los frailes fue tal que el capitán Jacobo de Alzayaga y los mercedarios decidieron de lanzar una expedición al lago Petén Itzá. Con ciento cincuenta soldados fuertemente armados, y acompañados de guías nativos, se dirigieron hacia el este, hacia el río La Pasión, viajando en cinco grandes canoas. Llegaron hasta la sabana situada al sureste del lago, pero decidieron volver por razones desconocidas.[85]​ Antonio Margil permaneció en Dolores del Lacandón hasta 1697.[84]​ Los ch'ol de la selva lacandona fueron reasentados en Huehuetenango a principios del siglo xviii.[86]

Conquista de los lagos centrales

Una vista a través de la selva hacia un lago rodeado de colinas boscosas bajas. Dos pequeñas islas se encuentran cerca de la orilla opuesta. Hay un pequeño claro en el primer plano inmediato. En el lado izquierdo de la orilla opuesta se encuentra una amplia área herbosa frente a las colinas boscosas.
El lago Yaxhá está rodeado por una selva densa.

Nojpetén cayó tras un ataque español el 13 de marzo de 1697, más de ciento cincuenta años después de la conquista del resto de la península de Yucatán y más de ciento sesenta años después de la conquista de las tierras altas de Guatemala.[87][88][89]​ La prolongada demora en la conquista de la región del Petén fue causada por una combinación de su lejanía geográfica y la hostilidad y reputación feroz de sus habitantes mayas.[87]​ Durante este tiempo los itzáes utilizaron a los yalain como amortiguador oriental contra el avance español desde Belice.[23]​ El prolongado contacto indirecto entre los itzáes y los invasores españoles permitió a los primeros desarrollar una comprensión de las estrategias y tácticas españolas, que se perfeccionó a lo largo del período de casi dos siglos en el cual estuvieron rodeados por territorios dominados por los europeos. Este entendimiento hizo que la conquista del Petén se distinguiera de las conquistas de los aztecas y incas del siglo xvi. Los españoles, en cambio, tenían una comprensión muy pobre de los itzáes y sus vecinos, y los consideraban como salvajes ignorantes cuyo reino estaba protegido por Satanás contra los esfuerzos de cristianización del imperio español y Iglesia Católica.[90]​ Desde la época en que Hernán Cortés cruzó el Petén en el siglo xvi, los españoles creyeron erróneamente que el rey de los itzáes (el Aj Kan Ek') era el gobernante supremo de toda la región central del Petén.[89]

Principios del siglo XVII

Dibujo lineal de un soldado de infantería del Renacimiento mirando hacia la derecha, agarrando una lanza levantada en su mano derecha, apoyada en su hombro derecho. Su mano izquierda descansa sobre la empuñadura de una espada atada a medio cuerpo. Lleva una coraza de metal y un casco adornado con un penacho de plumas. El soldado tiene bigote y barba, lleva un pantalón bombacho. Las piernas se dibujaron algo cortas.
Piquero europeo del siglo xvii.

Durante casi cien años no hubo otros intentos españoles de visitar a los belicosos habitantes itzáes de Nojpetén. En 1618 dos frailes franciscanos salieron de Mérida en Yucatán hacia el centro de Petén en una misión para convertir pacíficamente a estos indígenas paganos; estos frailes fueron Bartolomé de Fuensalida, O.P. y Juan de Orbita, O.P, quienes fueron acompañados por algunos mayas cristianizados.[62]​ Andrés Carrillo de Pernía, el alcalde criollo de Bacalar,[Nota 2]​ se unió al grupo de viajeros en Bacalar y les escoltó río arriba hasta Tipuj, volviendo a Bacalar tras asegurarse que los frailes recibieron una buena acogida.[62][92]​ Después de un arduo viaje de seis meses a los viajeros fueron bien recibidos por el entonces Kan Ek'. Se quedaron en Nojpetén por algunos días para evangelizar a los itzáes, pero el Aj Kan Ek' se negó a renunciar a su religión maya, a pesar de mostrar un interés en las misas celebradas por los misioneros católicos. Kan Ek' les informó que, de acuerdo con la antigua profecía itzá, todavía no era hora de que se convierten. En los años que transcurrieron desde la visita de Cortés a Nojpetén, los itzáes habían construido una estatua del caballo deificado. Juan de Orbita se indignó tanto al ver al ídolo que lo rompió inmediatamente en pedazos. Fuensalida solo logró salvar las vidas de los visitantes ante los nativos enfurecidos, por medio de un sermón particularmente elocuente que dio como resultado que fueron perdonados. Los intentos de convertir los itzáes fracasaron, y los frailes dejaron Nojpetén en términos amistosos con Kan Ek'.[62]

Los frailes regresaron en octubre de 1619 y se quedaron durante dieciocho días. Otra vez más Kan Ek' les dio la bienvenida de una manera acogedora, pero esta vez los sacerdotes mayas eran hostiles ante los misioneros y celosos de su influencia sobre el rey. Convencieron a la esposa de Kan Ek' de tratar de persuadirlo de expulsar a los visitantes indeseados. Los alojamientos de los misioneros fueron rodeados por guerreros armados, y los frailes y sus sirvientes fueron escoltados a una canoa y instruidos de irse para nunca regresar.[62]​ Juan de Orbita intentó resistir pero fue rendido inconsciente por un guerrero itzá. Los misioneros fueron expulsados sin alimentos ni agua, pero sobrevivieron al viaje de regreso a Mérida.[93]

Antes de principios del siglo xvii, el Petén occidental había sido ampliamente poblada por los ch'ol y ch'olti y esta región fue una importante ruta comercial para los itzáes. A mediados del siglo xvii, estas poblaciones habían sido devastados por la guerra, las enfermedades y el traslado forzado de los habitantes en los asentamientos coloniales, así negando la importancia económica de la región para los itzáes.[94]​ Al mismo tiempo, los kejache se convirtieron en intermediarios importantes entre los itzáes y Yucatán. Previamente los putunes de Acalá, un subgrupo de los kejache, había mantenido lazos comerciales directos con los itzáes, pero habían sido trasladados por los españoles. El restante de los kejache, diezmados por las enfermedades y sujetos a una intensa atención por parte de los misioneros españoles, ya no estaban en condiciones de suministrar directamente a los itzáes y se convirtieron en intermediarios.[95]

Contratiempos españoles en la década de 1620

En marzo de 1622, el gobernador de Yucatán Diego de Cárdenas ordenó al capitán Francisco de Mirones Lezcano de lanzar un asalto contra los itzáes; el capitán salió de Yucatán con veinte soldados españoles y ochenta mayas de Yucatán.[93][96][97]​ El fraile franciscano Diego Delgado se unió posteriormente a la expedición.[93]​ La expedición acampó primero en IxPimienta;[Nota 3]​ en mayo se trasladó a Sakalum, al suroeste de Bacalar, donde hubo una larga demora mientras esperaban la llegada de refuerzos.[99]​ En camino a Nojpetén, Delgado consideró que el tratamiento de los mayas por los soldados era excesivamente cruel, y abandonó la expedición para buscar su propio camino a Nojpetén, acompañado de ochenta mayas cristianizados de Tipuj en Belice.[93]​ Mientras tanto, los itzáes –cuya actitud ante nuevos intentos misioneros españoles se había endurecido– se enteraron del acercamiento de la expedición militar.[100]​ Cuando Mirones se enteró de la salida de Delgado, envió trece soldados para persuadirlo de regresar o sino de continuar como su escolta. Los soldados lo alcanzaron justo antes de Tipuj, pero el fraile estaba decidido a seguir a Nojpetén.[101]​ Desde Tipuj, Delgado envió un mensajero a Kan Ek', pidiendo permiso para viajar a Nojpetén; el rey itza respondió con la promesa de un salvoconducto para el misionero y sus acompañantes. A su llegada en la capital itzá, el grupo fue inicialmente recibido pacíficamente,[102]​ pero tan pronto como los soldados españoles bajaron la guardia, los itzáes se apoderaron de ellos y ataron a los recién llegados.[103]​ Los soldados fueron sacrificados a los dioses mayas, con sus corazones cortados de sus pechos y las cabezas empaladas en estacas alrededor de la ciudad.[93][103]​ Después del sacrificio de los soldados españoles, los itzáes tomaron a Delgado, cortaron su corazón del pecho y lo desmembraron; exhibieron su cabeza en una estaca junto con los demás españoles.[103][104]​ La suerte del líder de los acompañantes mayas de Delgado no era mejor. Con ninguna noticia de la escolta de Delgado, Mirones envió a Bernadino Ek, un explorador maya, con dos soldados españoles para conocer su destino. Cuando llegaron a la orilla del lago Petén Itzá, los itzáes los llevaron a la capital y los encarcelaron. Escaparon con una canoa por la orilla del lago, pero los dos españoles, frenados por sus ataduras, pronto fueron recapturados. Bernadino Ek logró escapar y pudo informar a Mirones.[103]

Después de estas masacres, se establecieron guarniciones españolas en varias localidades del sur de Yucatán, y se ofrecieron recompensas para información sobre el paradero de AjK'in P'ol. El gobernador maya de Oxkutzcab, Fernando Kamal, salió con ciento cincuenta arqueros mayas para buscar el comandante de guerra itzá; lograron capturar al capitán itzá y sus seguidores, junto con los cubiertos saqueados de la iglesia de Sakalum y objetos personales de Mirones. Los prisioneros fueron llevados al capitán español Antonio Méndez de Canzo, interrogados bajo tortura, juzgados y condenados a ser colgados, arrastrados y descuartizados. Fueron decapitados, y las cabezas exhibidas en las plazas de los pueblos a lo largo del Partido de la Sierra colonial en lo que hoy es el estado de Yucatán, México.[105]​ Con estos acontecimientos se terminaron todos los intentos españoles de contactar a los itzáes hasta el año 1695.[93]​ En la década de 1640 los conflictos internos en España desviaron la atención del gobierno de conquistar tierras desconocidas; Durante las siguientes cuatro décadas, la Corona española le faltaba el tiempo, el dinero o el interés para este tipo de aventuras coloniales.[106]

Finales del siglo XVII

«¿Y que importa que se haya cumplido el tiempo de que seamos cristianos si no se le ha gastado a mi lanza de pedernal esta delga punta que tiene?»
— Palabras de Aj Kowoj a Andrés de Avendaño[107]

En 1692 Martín de Ursúa y Arizmendi, un noble vasco, propuso al rey español la construcción de un camino desde Mérida hacia el sur hasta enlazar con la colonia guatemalteca, «reduciendo» las poblaciones nativas independientes en «congregaciones» coloniales en el proceso; esto formaba parte de un plan más amplio para subyugar a los lakandon y manche ch'ol del sur de Petén y del curso superior del río Usumacinta. En el plan original se preveía que la provincia de Yucatán construyera la sección norte y Guatemala la sección sur del camino, para unir ambos tramos en algún lugar en el territorio ch'ol; el plan fue modificado posteriormente para que los tramos pasaran más hacia el este, a través del territorio del reino itzá.[108]

Contacto diplomático español–itzá en 1695

En diciembre de 1695 las autoridades coloniales españolas en Mérida recibieron una visita diplomática enviada por el Aj Kan Ek'.[109]​ El contacto diplomático había sido negociado por el capitán español Francisco Hariza y Arruyo, alcalde de Bacalar-de-Chunjujub'. En abril de 1695, Hariza había enviado un emisario maya cristiano de Tipuj a Nojpetén,[110]​ cuya llegada casi coincidió con preparaciones itzáes para defenderse contra una expedición española que entraba desde Guatemala; no obstante el emisario fue recibido en paz y enviado a Hariza con promesas de sumisión a España.[57]​ En agosto Hariza viajó a Mérida, acompañado de una delegación de siete nativos yalain de Tipuj que ofrecieron su sumisión a España.[111]​ Sin embargo, en realidad cuatro de los miembros de la delegación no eran de Tipuj, sino emisarios diplomáticos itzáes enviados incógnitos desde el territorio yalain para discutir posibles contactos pacíficos con las autoridades coloniales en Mérida.[112]​ El líder de la delegación itzá era AjChan,[113]​ un sobrino del rey itzá.[114]​ Cuando, en septiembre de 1695, el fraile Avendaño se encontró en Mérida, entre sus intentos para llegar a Nojpetén, se reunió con la delegación itzá-yalain y pudo relatar sobre la delegación durante su viaje a través del territorio yalain después de visitar Nojpetén en enero de 1696.[115]​ AjChan y sus acompañantes regresaron a Nojpetén en noviembre, pero no se quedaron mucho tiempo antes de viajar nuevamente a Mérida.[116]

Un mapa rudimentario de lápiz y tinta que muestra tres islas en un lago. Texto escrito a mano está escrito en varios lugares en el mapa. «Oeste» está escrito en la parte superior y «Este» en la parte inferior. «Laguna de Términos» está escrito en la parte inferior. Una de las islas tiene texto que dice «gran isla o cayo». Un camino, trazado hacia la derecha de la página, está etiquetado como el camino desde Verapaz. Pequeños círculos dispersos dibujados hacia el extremo superior del lago, son marcados como fincas de los itzáes. Un parche es nombrado como Yolom. Las palabras «Grandes Montañas» están escritas en la parte superior izquierda; Una nota dice: «Aquí nos perdimos y atravesamos todas estas montañas hasta que llegamos donde nos estaban buscando». Una etiqueta en la margen izquierda dice «Montañas de Yucatán». En la parte inferior izquierda hay otra nota que dice «De Mérida en el norte a Itza en el sur hay 150 leguas». «Río Usumacinta» está escrito a lo largo del borde derecho. Más allá está escrito «grandes montañas de piedra caliza». Una nota al pie explica «Camino de la provincia de Guatem. Les advierto que todo esto no es correcto, pero solo puedo poner estos pueblos y estaciones de la región como fueron mostrados y señalados cuando pregunté los itzáes acerca de naciones y lugares».
Reproducción en idioma inglés del mapa del lago Petén Itzá originalmente dibujado por Avendaño en 1696.[117]

En diciembre, Kan Ek' despachó AjChan con tres compañeros itzáes para negociar la paz con España,[118]​ Fueron acompañados a Mérida por un pequeño grupo de mopanes de la región de Tipuj.[116]​ Por sus vínculos familiares y matrimoniales, AjChan tuvo un papel clave como intermediario entre los itzáes, yalain y kowoj; también tenía vínculos familiares con los mayas semicristianizados en Tipuj, y su madre era de Chichén Itzá en el norte de Yucatán. Su matrimonio con una mujer Kowoj había sido un intento, finalmente infructuoso, de contrarrestar las hostilidades itza-kowoj. Kan Ek' envió AjChan a Mérida con un mensaje de sumisión pacífica al imperio español en un intento de consolidar su propia posición como único gobernante de los itzáes, incluso si esto significaría sacrificar la independencia itzá ante España.[114]​ El tío del rey itzá y los kowoj estaban fundamentalmente opuestos a cualquier negociación con los españoles y consideraron la misión de AjChan como una traición.[118]​ Los españoles desconocían las tensiones entre las diferentes facciones mayas en la región central del Petén, que por ahora se habían intensificado hasta convertirse en un estado de guerra entre los mayas. AjChan fue bautizado como Martín Francisco el 31 de diciembre de 1695, suceso en el cual Martín de Ursúa, gobernador de Yucatán, actuó como su padrino.[109]

La llegada de AjChan y su posterior bautismo fue un importante éxito diplomático para Ursúa, quien utilizó la visita por su propio avance político, presentando la embajada como la definitiva sumisión pacífica del reino itzá a la Corona española.[109]​ Esta sumisión formal del reino Itzá a España fue un punto de inflexión crítico, ya que desde un punto de vista jurídico español los itzáes eran ahora súbditos, permitiendo esquivar la prohibición real contra las conquistas militares en esta época.[119]​ A mediados de enero 1696, AjChan y sus compañeros salieron de Mérida con una escolta española y regresó a Tipuj a finales del mes. Después de unos días en Tipuj se enteró de los acontecimientos violentos que se desarrollan alrededor del Lago Petén Itzá, incluyendo la batalla de ch'ich' y la posterior muerte violenta de dos frailes franciscanos. Como temió la reacción de su escolta española, decidió abandonarlos refugiándose en territorio yalain.[120]

Entrada de García de Paredes desde Yucatán, marzo – abril de 1695

El gobernador de Yucatán, Martín de Ursúa y Arizmendi, inició la construcción del camino de Campeche al sur hacia el Petén. A principios de marzo de 1695, ordenó al capitán Alonso García de Paredes de explorar esta ruta; García encabezó un grupo de 50 soldados españoles, acompañados por guías nativos, arrieros y peones. García tenía experiencia previa de expediciones militares alrededor Sajkab'chen (cerca de la localidad actual de Xcabacab en el estado de Campeche).[121][4]​ La expedición avanzó al sur de Sajkab'chen en territorio kejache, que comenzó en Chunpich a unos cinco kilómetros al norte de la frontera moderna entre México y Guatemala.[122][4]​ Recogió algunos nativos para trasladarlos a asentamientos coloniales, pero encontró resistencia armada de los kejache. En una aldea kejache se produjo un enfrentamiento resultando en la muerte de ocho guerreros kejache. Los kejache capturados durante el enfrentamiento informaron a García que la zona estaba poblada por muchos mayas independientes, tanto kejache como otros. A mediados de abril García decidió retirarse, probablemente para escoltar los kejache capturados a Sajkab'chen para que sean puestos a trabajar en la encomienda de García. El capitán García dio su informe a Ursúa el 21 de abril de 1695.[123]

Entrada de Díaz de Velasco y Cano desde Verapaz, marzo – abril de 1695

Vista sobre un valle amplio y poco profundo con edificios dispersos intercalados con parches densos de árboles, varios espacios abiertos, cubiertos de hierba. El valle se eleva hacia una cresta baja boscosa. Un mástil de radiodifusión se eleva en una de las colinas.
La actual ciudad de San Luis se fundó sobre la antigua capital mopan.

En marzo de 1695, el capitán Juan Díaz de Velasco salió de Cahabón, Alta Verapaz con setenta soldados españoles, acompañado de un gran número de arqueros mayas de Verapaz, y arrieros nativos; cuatro frailes dominicos, encabezados por el fray criollo Agustín Cano, acompañaron la expedición.[124][125]​ Oficialmente los soldados españoles fueron incluidos en la expedición únicamente como escolta para los dominicanos.[126]​ En realidad, la expedición guatemalteca, bajo las órdenes del presidente Jacinto de Barrios Leal, estaba secretamente tratando de alcanzar la capital de los itzáes antes de que Martín de Ursúa pudiera hacerlo desde Yucatán; la existencia de esta expedición fue cuidadosamente ocultada en todas las comunicaciones entre Guatemala y el gobernador de Yucatán.[127]​ La expedición guatemalteca formó parte de una ofensiva tridente contra los pueblos independientes de Petén y Chiapas; las otras dos expediciones fueron lanzadas contra los lakandon.[26]

La expedición del capitán Juan Díaz de Velasco avanzó hacia el norte a través del territorio ch'ol y continuó en territorio mopan; allí acamparon en la ciudad de Mopan (actualmente conocida como San Luis). Temiendo la reacción de sus belicosos vecinos itzáes, tanto los ch'ol como los mopan afirmaron no saber de ninguna ruta hacia el lago Petén Itzá.[128]​ Los españoles se detuvieron durante varios días en Mopan debido a problemas de abastecimiento y deserciones entre los portadores nativos. Los dominicanos aprovecharon la demora para hacer proselitismo entre los mopan, y el fraile Cano escribió que había convertido a cuatro «caciques», aunque en realidad Taxim Chan, rey de los mopan, había huido con muchos de los habitantes de la capital. Por su parte, Cano creía que los mopan fueron gobernados por el rey de los itzáes.[129]

Primer enfrentamiento

Los españoles creyeron que mientras continuaron avanzando hacia el lago Petén Itzá, tendrían que encontrarse con otra expedición que había salido simultáneamente, y que fue encabezada por el propio presidente Barrios, sin saber que Barrios no había logrado llegar a la región. El 6 de abril, Díaz de Velasco mandó andelante a un contingente de exploradores compuesto de cincuenta mosqueteros acompañados por arqueros nativos. Pronto encontraron evidencia de campamentos recientes de los itzáes, con una edad estimada en un mes. Los exploradores descubrieron un camino claro hacia el norte al reino Itzá, y el ejército partió por él. La fuerza principal de la expedición acampó cerca de diez leguas[Nota 4]​ (cuarenta y dos kilómetros) al sur del lago, mientras que un pequeño grupo de exploradores fue mandado por delante, compuesto de de dos soldados españoles, dos arqueros y dos arrieros de Verapaz, y dos intérpretes nativos de habla ch'ol. El grupo de exploradores avanzó hasta la sabana, justo al sur del lago Petén Itzá, donde se encontraron con unos treinta cazadores itzáes armados con lanzas, escudos y arcos, y acompañados de perros de caza. Los cazadores sacaron sus armas preparándose para luchar, pero el intérprete mopan había sido instruido de explicar que el grupo español eran comerciantes que vinieron en paz, acompañados por misioneros.[129]​ Los españoles comenzaron a sospechar que el intérprete estaba conspirando contra ellos con los cazadores itzáes, y uno de los arqueros de Verapaz lo sacó de entre los cazadores.[131]​ El encuentro terminó en una pelea, y otra vez más los itzáes sacaron las armas. Los españoles dispararon sus mosquetes, hiriendo fatalmente a dos cazadores, y un indígena de Verapaz atacó a los itzáes con un machete. Los cazadores huyeron, dejando los exploradores en posesión de los alimentos y las flechas en el campamento de caza.[132]

Segundo enfrentamiento

Cinco días después de esta escaramuza,[132]​ Antonio Machuca encabezó una grupo de doce mosqueteros, veinticinco arqueros y trece arrieros para buscar el presidente Barrios, así como para buscar una ruta fluvial hacia el lago, y capturar un nuevo intérprete, ya que se había perdido la confianza en el anterior. El grupo principal había llegado a la sabana cerca del lago. La noche siguiente, un miembro del grupo de avanzada regresó al campamento con un prisionero itzá, capturado tras una lucha feroz con los exploradores. El interrogatorio del detenido reveló que era de un linaje itzá de alto rango, y que había sido enviado a buscar la expedición española para ver si venían como comerciantes o invasores.[133]​ El resto del grupo de exploradores de Machuca pronto volvió al campamento principal, informando que acamparon a cuatro leguas (unos 16,7 kilómetros) del lago, donde se encontraron con otro grupo de caza itzá de cerca de «una docena» de personas. Los españoles trataron de utilizar su intérprete para comunicarse con ellos, pero los itzáes respondieron con una andanada de flechas. Los mosqueteros españoles trataron de responder con fuego de mosquete, pero su pólvora estaba demasiado mojada para disparar correctamente. Los guerreros itzáes atacaron con lanzas, hachas y machetes, y el consiguiente combate mano a mano duró una hora, durante la cual murieron seis itzáes; el resto, finalmente, se retiró. Gracias a su armadura de algodón acolchado, el grupo español no sufrió lesiones durante la escaramuza. La española persiguió a los itzáes y otra escaramuza feroz sobrevino, que duró otra hora durante la cual la mayoría de los demás itzáes fueron muertos.[134]​ Tres itzáes escaparon, y su líder fue rendido inconsciente a golpes de machete en la cabeza; fue tomado prisionero y posteriormente se recuperó totalmente.[135]​ El grupo de Machuca llegó a la orilla del lago y podía ver Nojpetén al otro lado del agua, pero vio una fuerza itzá tan grande que se retiraron al sur, regresando al campamento principal.[126]

Un relato itzá del enfrentamiento llegó a las autoridades coloniales de Yucatán a través de Tipuj. Los itzáes informaron que la expedición guatemalteca se acercó a caballo a la vista de Nojpetén, y una treintena de itzáes curiosos congregaron para hablar con los intrusos, tras lo cual fueron atacados por los españoles, lo que resultó en la muerte de treinta itzáes, la captura de uno ellos y aún más heridos. Un emisario maya cristiano de Bacalar-de-Chunjujub' se encontraba en Nojpetén en este momento, e informó que los itzáes reunieron tres mil a cuatro mil guerreros listos para repeler la expedición de Díaz de Velasco.[57]

Retiro a Guatemala

El 24 de abril, el primer prisionero escapó del campo principal; el segundo prisionero herido fue recogido por Machuca y sus hombres el mismo día.[136]​ El interrogatorio del nuevo prisionero, que resultó ser un noble itzá, reveló que el reino Itzá estaba en un estado de alerta máxima para repeler a los españoles.[137]​ Fray Cano se reunió con sus compañeros dominicos para discutir lo que debería hacerse tras recibir información, tanto de Machuca como el prisionero, que los itzáes estaban listos para la guerra. Los dominicos fueron muy críticos con la disposición de los soldados españoles de abrir fuego contra un grupo de nativos mal armados que no presentaron una amenaza real para ellos, y sospecharon que el presidente Barrios no estaba en ninguna parte cerca del lago; además, los españoles estaban empezando a sucumbir a las enfermedades,[126]​ y los reclutas indígenas de Verapaz estaban desertando diariamente. Díaz estuvo de acuerdo con los dominicanos; dos arrieros ya habían muerto a causa de enfermedades, y reconoció que el tamaño de su expedición no era suficiente para una confrontación a gran escala con la nación Itzá. La expedición se retiró casi de inmediato a Cahabón.[138]​ Posteriormente, el nuevo prisionero, AjK'ixaw, fue llevado a Santiago de los Caballeros de Guatemala, donde los dominicos le interrogaron minuciosamente.[137]​ En Guatemala AjK'ixaw aprendió el idioma español y regresó a Petén en 1696 como guía e intérprete para otra expedición, antes de volverse en contra de sus captores.[136]​ Después de la retirada de los españoles, corrían rumores entre los itzáes y Kowoj que volverían para masacrar la población maya; en respuesta los mayas abandonaran grandes extensiones de su territorio, incluso muchos pueblos, en un área que se extendió desde el Lago Petén Itzá hacia el este hasta a Tipuj y hacia el sur hasta Mopán.[139]

Entrada de García de Paredes desde Yucatán, mayo de 1695

Mapa de la Península de Yucatán, que se desprende hacia el norte desde un istmo corriendo de noroeste a sureste. La Capitanía General de Yucatán se encontraba en el extremo norte de la península. Mérida está ubicado al norte, Campeche en la costa oeste, Bacalar en el este, y Salamanca de Bacalar en el sureste, cerca de la costa este. Las rutas desde Mérida y Campeche se están uniendo para dirigirse al sur hacia el Petén, en la base de la península. Otra ruta salió de Mérida haciendo una curva hacia la costa este para penetrar el Petén desde el noreste. La Capitanía General de Guatemala, con su capital en Santiago de los Caballeros de Guatemala, se situaba al sur. Un número de ciudades coloniales siguieron una cadena de montañas corriendo de este a oeste, incluyendo Ocosingo, Ciudad Real, Comitán, Ystapalapán, Huehuetenango, Cobán y Cahabón. Una ruta hacia el este salió de Cahabón y giró hacia el norte, hacia el Petén. El Petén y el la región circundante contenía varios asentamientos indígenas. Nojpetén se encuentra en un lago, cerca del centro de la región; un número de asentamientos dispersos se encontraban hacia el sur y suroeste, incluyendo Dolores del Lacandón, Yaxché, Mopán, Ixtanché, Xocolo y Nito. Tipuj estaba hacia el este. Chuntuki, Chunpich y Tzuktok' se encontraban hacia el norte. Sakalum se encontraba en el noreste. Se produjeron batallas en Sakalum en 1624 y Nojpetén en 1697.
Rutas de entrada a Petén del siglo xvii desde Yucatán y desde Guatemala, con algunos de los topónimos mencionados en el texto.

Cuando el capitán García de Paredes regresó inesperadamente a Campeche a principios de mayo 1695, el gobernador Martín de Ursúa ya estaba preparando refuerzos para su expedición. Con la llegada de García, se le asignó inmediatamente los soldados adicionales.[138]​ El 11 de mayo Ursúa ordenó García de iniciar una segunda expedición hacia el sur y se le asignaron cien mayas asalariados para acompañarlo. Estos trabajadores tuvieron que recibir un pago de tres pesos por mes y una suspensión de sus obligaciones de trabajo y tributo de encomienda.[140]​ García pagó por soldados españoles adicionales de sus propios fondos, como lo hizo también José Fernández de Estenos, un residente de Campeche que iba a servir como segundo al mando.[141]​ La fuerza definitiva contaba ciento quince soldados españoles y ciento cincuenta mosqueteros mayas, además de los obreros y arrieros mayas; el resultado final fue una fuerza de más de cuatro cientos personas, lo que fue considerado como una fuerza considerable en la empobrecida provincia de Yucatán.[140]​ Ursúa también ordenó que dos compañías de mosqueteros mayas de Tek'ax y Oxk'utzkab' se unieran a la expedición en B'olonch'en Kawich, a unos sesenta kilómetros al sureste de la ciudad de Campeche.[142]​ Bonifacio Us era capitán de la compañía Tek'ax; Diego Uk lideró la compañía de Oxk'utzkab'. Marcos Pot fue el «capitán cacique» de ambas compañías mayas; los tres oficiales eran mayas. Una compañía maya de Sajkab'chen sirvió como mosqueteros de élite, encargados de reunir los mayas de la selva en las reducciones; esta compañía fue dispensado de realizar trabajo pesado. Los soldados no mayas eran una mezcla de españoles, mestizos (raza mixta español y nativo) y mulatos (raza mixta español y negro).[143]

El 18 de mayo Ursúa pidió al superior provincial franciscano, fraile Antonio de Silva, que tres misioneros apoyaran la expedición; el 30 de mayo tres frailes estaban listos para unirse a la fuerza española, acompañado de un hermano lego que aún no había tomado los votos. Además, Silva envió otro grupo de franciscanos encabezado por fray Andrés de Avendaño, quien estuvo acompañado por otro fraile y un hermano lego.[144]​ Este segundo grupo solo iba a permanecer con García mientras que era conveniente hacerlo, y, con la aprobación tácita de Ursúa, iban a seguir adelante a Nojpetén de forma independiente para hacer contacto con los itzáes.[145]​ De hecho Avendaño y su grupo salieron de Mérida el 2 de junio, una semana antes de la expedición de García.[146]​ El 23 de junio Ursúa recibió un mensaje informándole de la ocupación de Sakb'ajlan (Dolores del Lakandon) por tropas guatemaltecas.[143]​ En ese momento García se encontraba en Tzuktok', cerca de la frontera con Kejache.[147]​ Aunque el plan de Ursúa fue de construir un camino conectando Yucatán con Guatemala, como autorizado por la corona española, ahora se daba cuenta de que estaba en una carrera por conquistar el reino Itza; El presidente Barrios de Guatemala había llegado en Sakb'ajlan y regresaba a Santiago para preparar otra expedición, y los soldados guatemaltecos ya habían llegado a la orilla del lago Petén Itzá. Cualquier camino conectando con Dolores del Lacandon pasaría por territorio escasamente habitada; en vez de esta trayectoria el topógrafo yucateco trazó una ruta hacia el sur, directamente al lago, con la cual se podría conectar con el camino hacia el sur pasando por Cahabón en Verapaz. Sin embargo, esta ruta dejaría aislados en el oeste a Dolores del Lacandon y a los lakandon ch'ol.[148]​ Ursúa emitió nuevas órdenes a García, disimulando su deseo de conquistar los itzáes. Su carta ordenó a García de enlazarse con el presidente Barrios en Dolores del Lacandon, mientras entregándole una ruta que lo llevaría directamente al lago.[149]​ Poco después de recibir estas órdenes, García ordenó la construcción de un fuerte en Chuntuki, unas veinticinco leguas (aproximadamente ciento cinco kilómetros) al norte del lago Petén Itzá. Esto serviría como la principal base militar para el proyecto del Camino Real;[150]​ la base de abastecimiento estaba en Kawich, bajo el mando de Juan del Castillo y Arrué.[151]​ El 27 de julio Ursúa autorizó la creación de tres nuevas compañías de milicianos compuestos de veinticinco hombres cada uno, como refuerzos para García. Dos eran compañías españolas y una era una compañía de raza mixta compuesta de mestizos y pardos.[152][Nota 5]

Enfrentamiento en Chunpich

Junto con los constructores de camino la compañía de Sajkab'chen, compuesta de mosqueteros nativos, siguió adelante desde Tzuktzok' hasta la primera localidad kejache en Chunpich, la cual había sido abandonada por los kejache, dejando una importante cantidad de alimentos. Los oficiales de la compañía enviaron un mensajero pidiendo por refuerzos a García en Tzuktok', pero antes de que estos pudieron llegar unos veinticinco kejache regresaron a Chunpich con cestas para recoger los alimentos abandonados. Los centinelas de Sajkab'chen eran nerviosos y temiendo que todos los habitantes estaban regresando dispararon sus mosquetes contra ellos, sobre lo cual ambos grupos se retiraron. Luego la compañía de mosqueteros llegó para reforzar los centinelas y entraron en combate con arqueros kejache que estaban acercándose. Varios mosqueteros resultaron heridos en la escaramuza que siguió y los kejache se retiraron sin lesiones por un sendero forestal, burlándose de los invasores. La compañía de Sajkab'chen siguió el sendero y encontró otros dos asentamientos desiertos, con grandes cantidades de comida abandonada. Tomaron la comida y se retiraron por el mismo sendero forestal.[154][155]

Refuerzos

Alrededor del 3 de agosto, García avanzó con su ejército completo a Chunpich,[154]​ y en octubre los soldados españoles se establecieron cerca de las fuentes del río San Pedro.[156]​ Para noviembre Tzuktok' fue guarnecida con ochenta y seis soldados y había otros soldados más en Chuntuki; en ese mes García regresó a Campeche. En diciembre de 1695 Ursúa estaba bajo presión para completar la conquista de los itzáes, y mandó refuerzos por el Camino Real para unirse a la guarnición principal. Los refuerzos incluyeron ciento cincuenta soldados españoles y pardos, así como cien soldados mayas, junto con los obreros y arrieros.[157]​ Un grupo de avanzada mixto compuesto de ciento cincuenta soldados mayas y no mayas, se unió a García en Campeche para dirigirse hacia el sur a lo largo del Camino Real al río San Pedro. El resto de los refuerzos no salió de Campeche hasta marzo de 1696.[158]

Entrada de Avendaño desde Yucatán, junio de 1695

En mayo de 1695 Antonio de Silva había designado a dos grupos de franciscanos de viajar hacia el Petén; el primer grupo tenía que unirse a la expedición militar de García. El segundo grupo tenía que viajar independientemente al lago Petén Itzá. Este segundo grupo fue encabezado por fray Andrés de Avendaño. Avendaño fue acompañado por fray Antonio Pérez de San Román, el hermano lego Alonso de Vargas, y seis cristianos mayas reclutados en Mérida y pueblos en el camino a Campeche.[159]​ Este último grupo salió de Mérida el 2 de junio de 1695 y viajó a la base de aprovisionamiento de Juan del Castillo y Arrué en Kawich, creada para apoyar la expedición militar de García.[160]​ El 24 de junio el grupo de Avendaño salió de Kawich viajando por un territorio escasamente poblado.[161]​ El 29 de junio llegaron a un templo Maya abandonada, al cual se refirió por el nombre de Nojku, lo que significa «Gran Templo». Los españoles ya habían pasado por el lugar, rompiendo muchos «ídolos», pero los frailes subieron al templo y lograron encontrar cerca de cincuenta esculturas ceremoniales adicionales, que destruyeron; También colocaron una cruz dentro del templo. El otro grupo de frailes, en camino para unirse a García, pasó por Nojku unos días más tarde y descubrieron que los habitantes mayas locales ya habían colocado nuevas ofrendas en su interior.[162]​ El grupo de Avendaño continuó hacia el sur, encontrando cada vez más señales de habitación, y llegó al campamento militar del capitán José Fernández de Estenos en la localidad desierta de Nojt'ub', que había sido despejada por los españoles bajo García unos dieciséis años antes.[163]

Avendaño continuó hacia el sur siguiendo el nuevo camino, encontrando cada vez más pruebas de la actividad militar española, con el acorralamiento de los habitantes locales y las incursiones en los campos y huertos para aprovisionar las tropas españolas. Los franciscanos alcanzaron a García en B'uk'te, unos doce kilómetros al norte de Tzuktok'.[152]​ El grupo de Avendaño llegó en Tzuktok', situado cerca de la frontera kejache, el 10 de julio y salió dos semanas más tarde, casi al mismo tiempo que García llegó con los cautivos de B'uk'te acorralados para trabajos forzados. Antes de irse, los franciscanos protestaron ante García y sus oficiales sobre los maltratos de los habitantes locales; los oficiales prometieron mejorar el tratamiento de los mayas en el futuro.[164]​ El 3 de agosto García avanzó a Chunpich pero trató de persuadir a Avendaño de quedarse para atender a los presos de B'uk'te. En lugar de ello, Avendaño dividió su grupo y salió en secreto con solo cuatro compañeros cristianos mayas,[165]​ buscando los kejache de Chunpich que habían atacado una de las compañías de avanzada de García y que se habían refugiado en la selva.[166]​ No logró encontrar los kejache pero consiguió obtener información sobre un sendero hacia el sur conduciendo al reino Itzá. Encontró a cuatro mosqueteros de Sajkab'chen que le entregaron una carta del capitán Fernández de Estenos. Esta carta le informó que más hacia el sur solo encontraría asentamientos desiertos, con restos de maíz podrida abandonado por sus habitantes. Avendaño regresó a Tzuktok' para reconsiderar sus planes; los franciscanos carecían de suministros, y los mayas que habían sido acorralados por la fuerza, y a quienes trataron de convertir, estaban escapando en la selva diariamente. Además, los oficiales españoles ignoraron las preocupaciones de los frailes y García estaba secuestrando mujeres y niños mayas para ser trasladados a su encomienda para realizar trabajo forzado.[167]​ Los franciscanos optaron por un plan diferente, que finalmente resultó infructuoso; decidieron seguir el camino de regreso hacia el norte hasta Jop'elch'en cerca de la ciudad de Campeche para tratar de llegar a los itzáes pasando por Tipuj.[168]​ Esta ruta fue bloqueada cuando el clero secular impidió los franciscanos de intentarlo. Antonio de Silva ordenó Avendaño de volver a Mérida, donde llegó el 17 de septiembre 1695.[169]​ Mientras tanto, el otro grupo de franciscanos, encabezado por Juan de San Buenaventura Chávez, continuó siguiendo los constructores del camino en territorio kejache, pasando por IxB'am, B'atkab' y Chuntuki (la actual localidad de Chuntunqui cerca de Carmelita, Petén).[170][171][3]

Juan de San Buenaventura entre los kejache, septiembre – noviembre de 1695

Una vista sobre una selva densa con árboles con árboles enmarcando los lados izquierdo y derecho. La selva se extiende hasta el horizonte, donde un cerro cubierto de bosque rompe la llanura. Escasas nubes están dispersas en un cielo pálido.
Vista de la selva de la región kejache desde El Tintal, cerca de la antigua misión española en Chuntuki.

El pequeño grupo de franciscanos encabezado por Juan de San Buenaventura llegó a Chuntuki el 30 de agosto de 1695, y descubrió que el ejército había abierto el camino hacia el sur sobre una distancia de diecisiete leguas (aproximadamente setenta y un kilómetros), casi a medio camino del lago Petén Itzá, pero que había regresado a Chuntuki debido a las lluvias estacionales.[172]​ San Buenaventura iba acompañado por los frailes José de Jesús María, Tomás de Alcoser, y el hermano lego Lucas de San Francisco.[144]​ Con el regreso de Avendaño a Mérida, el superior provincial Antonio de Silva envió dos frailes adicionales para unirse al grupo de San Buenaventura: Diego de Echevarría y Diego de Salas. Uno de ellos fue encargado de convertir a los kejache en Tzuktok', y el otro fue encargado de hacer lo mismo en Chuntuki. Aunque García de Paredes había sido reticente a permitir que el grupo continuara en territorio Itzá, a finales de octubre había cedido, aceptando las instrucciones del provincial superior de Silva para que San Buenaventura y sus compañeros originales continuaron hacia Nojpetén,[173]​ aunque finalmente parece que esto nunca sucedió.[157]​ El 24 de octubre San Buenaventura escribió al superior provincial informándole que los belicosos kejache ahora estaban pacificados y que le habían dicho que los itzáes estaban listos para recibir a los españoles en paz.[174]​ Ese mismo día, sesenta y dos hombres kejache vinieron voluntariamente a Chuntuki desde Pak'ek'em, donde habitaban otros tres cientos kejache. San Buenaventura envió el hermano lego Lucas de San Francisco para convencerlos de trasladarse a la misión de Chuntuki. Lucas de San Francisco destruyó los ídolos en Pak'ek'em, pero los habitantes no fueron llevados a la misión debido a preocupaciones respecto a la alimentación para los recién llegados.[175]​ En lugar de ello, a principios de noviembre de 1695, el fraile Tomás de Alcoser y hermano Lucas de San Francisco fueron enviados para establecer una misión en Pak'ek'em, donde fueron bien recibidos por el cacique y su sacerdote pagano. Pak'ek'em estaba lo suficientemente lejos del nuevo camino español para estar libre de la interferencia militar, y los frailes supervisaron la construcción de una iglesia en lo que se convirtió en la mayor misión en territorio kejache. Se construyó una segunda iglesia en B'atkab' para atender a más de cien refugiados kejache que habían sido reunidos bajo la dirección de fray Diego de Echevarría;[176]​ una otra iglesia fue construida en Tzuktok' bajo la supervisión de Diego de Salas.[177]

Entrada de Avendaño desde Yucatán, diciembre de 1695 – enero de 1696

El franciscano Andrés de Avendaño y Loyola salió de Mérida el 13 de diciembre de 1695 y llegó a Nojpetén alrededor del 14 de enero de 1696;[178]​ siguió el nuevo camino en la medida de lo posible y luego continuó hacia Nojpetén con guías mayas locales.[179]​ Fue acompañado por los frailes Antonio Pérez de San Román, José de Jesús María y Diego de Echevarría, y por el hermano lego Lucas de San Francisco; recogió algunos de ellos a lo largo del Camino Real en su viaje hacia el sur. El 5 de enero sobrepasaron el contingente principal del ejército en B'atkab', y continuaron a Chuntuki.[180]​ Desde Chuntuki siguieron un sendero de los nativos que los llevó más allá de la fuente del río San Pedro y al otro lado de colinas kársticas empinadas hacia un pozo de agua cerca de unas ruinas, las cuales fueron registradas como Tanxulukmul por Avendaño.[181][182][Nota 6]​ Desde Tanxulukmul siguieron el pequeño río Acté hasta llegar a un pueblo de los chak'an itzáes llamado Saklemakal.[185][Nota 7]​ Llegaron al extremo occidental del lago Petén Itzá donde recibieron una bienvenida entusiasta por parte de los itzáes locales.[187]

Los franciscanos no sabían que la provincia Chak'an Itza en el norte del reino Itzá se había aliado a los kowoj y estaba en guerra con el rey itzá. En un esfuerzo para dificultar el desarrollo de relaciones de amistad, los itzáes de chak'an se llevaron la mayor parte de los regalos que los españoles habían traído para el rey itzá.[185]​ Al día siguiente, el entonces Aj Kan Ek' cruzó el lago con ochenta canoas para saludar a los visitantes en Nich, una localidad portuaria de los chak'an itzáes en la orilla oeste del lago Petén Itzá.[187][188]​ Los franciscanos acompañaron el Kan Ek' a Nojpetén, y en los siguientes cuatro días bautizaron a más de tres cientos niños itzáes. Avendaño hizo un esfuerzo infructuoso de convencer al Kan Ek' de convertirse al cristianismo y someterse a la corona española.[187]​ El fraile franciscano trató de convencer al rey Itza que el K'atun 8 Ajaw, un ciclo calendárico maya de veinte años comenzando en 1696 o 1697, era el momento apropiado para que los itzáes finalmente abrazaran el cristianismo y aceptaran su sumisión al rey de España.[82]​ El rey de los itzáes, al igual que su antecesor, citó a una profecía itzá y dijo que el tiempo apropiado todavía no había llegado. Pidió a los españoles de regresar en cuatro meses, momento en el que los itzáes estarían dispuestos a convertirse y a jurar lealtad al rey de España.[187]

El 19 de enero AjKowoj, el rey de los kowoj, llegó a Nojpetén y habló con Avendaño,[189]​ argumentando en contra de la aceptación del cristianismo y del estado español.[190]​ Las discusiones entre Avendaño, Kan Ek' y AjKowoj expusieron profundas divisiones entre los itzáes – y la aparente traición del Kan Ek' al ofrecer su reino a los españoles, socavó el poder del rey itzá ante su propio pueblo.[191]​ Cuando Kan Ek' se enteró de una conspiración, por parte de los kowoj y sus aliados itzáes de chak'an, con el objetivo de emboscar y matar a los franciscanos, el rey itzá les aconsejó regresar a Mérida a través de Tipuj.[187][192]​ Los esfuerzos del rey itzá para salvar la vida de sus huéspedes españoles resultó en el término de su poder de gobernar; a partir de ese momento el sentimiento antiespañol regía las respuestas itzáes a los españoles.[193]​ Los franciscanos fueron guiados a Yalain donde fueron bien recibidos, pero mientras estaban allí se enteraron de rumores de batalla y un avance español hacia el Lago Petén Itzá.[194]​ Los franciscanos fueron conducidos al camino que conduce a Tipuj, pero sus guías yalain pronto los abandonaron.[195]​ Los frailes españoles se extraviaron y sufrieron grandes penalidades, incluyendo la muerte de uno de los compañeros de Avendaño,[196]​ pero después de vagar en la selva durante un mes, lograron encontrar el camino a Chuntuki y desde allí regresaron a Mérida.[197][198]

Batalla en Ch'ich', 2 de febrero de 1696

Kan Ek' había enviado emisarios a Mérida en diciembre de 1695 para informar a Martín de Ursúa que los itzáes estaban dispuestos a someterse al reino español.[199]​ A mediados de enero el capitán García de Paredes había avanzado de B'atkab' a la parte más adelantada del Camino Real en Chuntuki.[200]​ En ese momento ya solo contaba con noventa soldados, además de los trabajadores y porteadores, con muchos de sus soldados desertando en la medida que el ejército avanzó hacia el Lago Petén Itzá; se retrasaron aún más por la necesidad de construir una piragua para cruzar el río San Pedro.[201]​ Poco después de la huida de Avendaño de Nojpetén hacia el este, un grupo de sesenta guerreros mayas entraron en Chuntuki llevando armas y pinturas de guerra; afirmaron que habían sido enviados por Avendaño para recoger insignias religiosas y un otro fraile. Como esta afirmación no era correcta, es muy probable que en realidad se trataba de una fuerza de exploradores enviada por los kowoj y sus aliados de Chak'an Itzá con el objetivo de conocer los avances del ejército español en la construcción del Camino Real.[202]​ Hablaron con García y luego se marcharon rápidamente sin tomar ninguno de los artículos que supuestamente tenían que recoger.[201]​ García envió dos exploradores kejache a la orilla del lago para descubrir el paradero de Avendaño; al mismo tiempo, los guías kejache de Avendaño regresaban de Nojpetén a Chuntuki con la noticia de la huida de Avendaño.[203]​ Los itzáes del lago entregaron una carta abierta escrita por Avendaño antes de su salida de Nojpetén como muestra de amistad entre los itzáes y españoles.[204]​ Fray Juan de San Buenaventura se entusiasmó por la carta y quiso viajar a Nojpetén.[203]

García envió el capitán Pedro de Zubiaur, su oficial superior, hacia el lago. Este llegó al lago Petén Itzá con sesenta mosqueteros, el fraile de San Buenaventura y otro franciscano, así como guerreros aliados maya yucatecos.[205][199]​ También fueron acompañados por cerca de cuarenta porteadores mayas. El 2 de febrero, la expedición fue abordada por dos guerreros itzáes que les informaron de una reciente batalla entre una expedición española de Guatemala y los itzáes;[205]​ estos dos itzáes guiaron al contingente hacia un asentamiento itzá cercano, y se mostró la carta de Avendaño al capitán Zubiaur, convenciéndole de que podía avanzar sin peligro.[206]​ La ciudad portuaria de ch'ich' estaba desierta, pero un gran número de canoas se acercó, unos tres cientos según la estimación del capitán español, llevando posiblemente uno dos mil guerreros itzáes.[206][199]​ Los guerreros comenzaron a mezclarse libremente con los miembros de la expedición española y empezaron a cargar los suministros españoles en las canoas con la afirmación de transportar la expedición a Nojpetén con un soldado en cada canoa. Los franciscanos subieron a las canoas con dos soldados como escolta. En ese momento se produjo una pelea; una docena de miembros de la expedición española fueron obligados a embarcar en las canoas, y dos porteadores fueron golpeados hasta la muerte. Uno de los soldados españoles capturados fue inmediatamente decapitado. En este momento los soldados españoles abrieron fuego con sus mosquetes, y los itzáes se retiraron en sus canoas sobre el lago llevando los presos.[207]

Los españoles se retiraron de la orilla del lago para reagruparse en campo abierto, donde fueron rodeados por unos dos mil guerreros itzáes que intentaron desarmarlos; los itzáes lograron apoderarse de otro español que decapitaron inmediatamente. En este momento cerca de diez mil arqueros itzáes aparecieron en canoas ocultas entre los manglares a la orilla del lago, y Zubiaur ordenó a sus hombres de disparar, matando a treinta o cuarenta itzáes. Al darse cuenta de que estaban largamente superados en número, los españoles se retiraron hacia Chuntuki, abandonando a sus compañeros capturados a su suerte.[208]​ Un mosquetero cristiano maya y otros seis nativos que huyeron al comienzo del enfrentamiento, y informaron a García que la expedición entera había sido masacrada;[209]​ Sin embargo dos días después, Zabiaur y los demás supervivientes de la expedición marcharon en el campamento de base en Chuntuki.[208]​ Ursúa informó posteriormente que los prisioneros españoles habían sido llevados a Nojpetén donde fueron ejecutados; esto fue confirmado por AjChan en una fecha posterior. Aparentemente los huesos de los muertos fueron encontrados por los españoles después del ataque final contra Nojpetén en 1697;[210]​ AjK'in Kan Ek', el sumo sacerdote itzá, afirmó más tarde que había atado San Buenaventura y su compañero en forma cruz para después extraer sus corazones.[211]

Este giro de sucesos convenció a Martín de Ursúa que Kan Ek' no se entregaría pacíficamente, y comenzó con las preparaciones para un ataque decisivo contra Nojpetén.[199]​ El reclutamiento de refuerzos previamente autorizados ahora era urgente, pero se vio obstaculizado cuando setenta de los cien soldados se amotinaron y nunca llegaron al campamento de García.[212]​ Las obras de construcción del camino se redoblaron y dentro de un mes después de la batalla de ch'ich' los españoles llegaron a la orilla del lago, ahora con el apoyo de la artillería. Otra vez más apareció un gran número de canoas, y los nerviosos soldados españoles abrieron el fuego con cañones y mosquetes; no se reportaron víctimas entre los itzáes, que se retiraron y levantaron una bandera blanca desde una distancia segura.[208]

Entrada de Amésqueta desde Verapaz, febrero – marzo de 1696

Las autoridades coloniales en Guatemala no tenían conocimiento de los contactos entre las autoridades de Yucatán y los itzáes. En la segunda mitad de 1695 el presidente Barrios comenzó a planear una nueva expedición contra los itzáes desde Verapaz, tras duras críticas respecto a la retirada de Juan Díaz de Velasco en la cercanía del lago Petén Itzá en abril de ese año.[81]​ Barrios murió en noviembre de 1695, y el oidor José de Escals se convirtió en jefe interino de la administración colonial de Guatemala. Nombró al oidor Bartolomé de Amésqueta como líder de la siguiente expedición contra los itzáes.[213]​ Amésqueta marchó con sus hombres bajo una lluvia torrencial desde Cahabón a Mopán donde llegó el 25 de febrero de 1696; los guatemaltecos todavía no se habían enterado de los enfrentamientos entre las fuerzas de García y los itzáes. La expedición de Amésqueta sufría una escasez de mano de obra nativa y de suministros. veinticinco de los ciento cincuenta hombres estaban enfermos, y el avance de la expedición se estancó mientras descansaron en Mopán.[214]​ El capitán Díaz de Velasco se ofreció a dirigir una expedición de veinticinco hombres hacia el lago; fue acompañado por los frailes dominicos Cristóbal de Prada y Jacinto de Vargas. Fue también acompañado por AjK'ixaw, el noble itzá que había sido hecho prisionero en la expedición anterior de Díaz, quien se desempeñó como guía de confianza, explorador y traductor. Salieron de Mopán el 7 de marzo y dejaron algunos soldados enfermos con algunos suministros tras cinco días de marcha, y al río Chakal se encontraron con el grupo de avanzada de los constructores de camino y su escolta militar. Las dos fuerzas combinadas dieron a Díaz la disposición de cuarenta y nueve soldados y treinta y cuatro porteadores y arqueros de Verapaz.[213]​ Cuando llegaron a IxB'ol, cerca de la orilla del lago Petén Itzá, AjK'ixaw fue enviado como emisario a Nojpetén.[215]

Intento de Amésqueta de localizar a Díaz de Velasco

Mientras tanto en Mopán, Amésqueta había recibido suministros adicionales y decidió alcanzar su fuerza de avanzada. Salió de Mopán el 10 de marzo de 1696 con Fray Agustín Cano y unos diez soldados. Llegó a Chakal una semana más tarde, pero permaneció sin recibir noticias de Díaz o AjK'ixaw. El 20 de marzo Amésqueta dejó Chakal con treinta y seis hombres y provisiones para cuatro días para buscar el grupo de Díaz que, según asumió Amésqueta, debería estar cercano. Después de dos días de viaje bajo un intenso calor, se encontraron con algunos porteadores de Verapaz que Díaz había dejado atrás. Siguieron la pista de Díaz hacia la orilla del lago Petén Itzá, cerca de la capital itzá. A medida que exploraron la orilla sur fueron seguidos por unas treinta canoas itzáes,[216]​ y otros itzáes se acercaron por tierra, pero mantuvieron una distancia prudente. Había una abundancia de huellas indicando que el grupo de Díaz había pasado por allí, y Amésqueta supuso que habían cruzado a Nojpetén. Escribió una carta a Díaz, que fue dado a un espectador itzá quien indicó que lo entregaría. Varios itzáes ahora se acercaron a los españoles, incluyendo un noble que intercambió regalos con Amésqueta.[217]​ Durante varios intentos de comunicación para verificar el paradero de Díaz los itzáes se pusieron nerviosos y respondieron airadamente, aunque nadie en el grupo español podía entender el idioma izá. Los itzáes señalaron a los españoles que tenían que proceder hacia la orilla del lago por un estrecho sendero y embarcarse en las pequeñas canoas que estaban estacionadas en las inmediaciones. Uno de los oficiales de Amésqueta reconoció a un indígena mopan entre los itzáes que había servido como soldado en la primera expedición de Díaz y pensó que el mopan estaba tratando de decirle que no confiara en los itzáes.[218]

Amésqueta era extremadamente sospechoso de las pequeñas canoas que se les ofrecieron, a sabiendas de que los itzáes también tenían canoas con una capacidad para 30 hombres; también estaba consciente de que entre los mayas de las tierras bajas era una táctica favorita de convencer a sus enemigos en acceder a pequeñas canoas para poder separarlos y matarlos. Sospechaba que AjK'ixaw los había traicionado y que esto era precisamente lo que había sucedido con Díaz y sus hombres.[219]​ Como la noche se acercaba, encontrándose en un lugar vulnerable con pocas raciones y sin ninguna noticia de Díaz y sus hombres, Amésqueta se retiró de la orilla del lago y sus hombres tomaron posiciones en una pequeña colina cercana.[220]​ En las primeras horas de la mañana ordenó la retirada bajo la luz de la luna, utilizando solo unas pocas antorchas.[221]​ Regresaron al río Chakal el 25 de marzo y desde allí se retiraron a San Pedro Mártir donde llegaron el 9 de abril, acosado por el empeoramiento de sus condiciones, un huracán, enfermedades y rumores sobre enemigos.[222]​ La expedición agotada estableció un campamento de base a nueve leguas (unos 37,7 kilómetros) al norte de Mopan.[223]

Suerte de la expedición de Díaz de Velasco

Escribiendo después de la caída de Nojpetén, el fraile Cano describió la suerte final de Díaz de Velasco y sus compañeros; afirmó haber recibido la información tras entrevistarse con los soldados de Yucatán que participaron en el asaltado contra la capital itzá y de testigos ch'ol, aunque no hubo nativos ch'ol en Nojpetén. El grupo de Díaz llegó a la orilla del lago y los itzáes del lugar les dijeron que dos frailes franciscanos se encontraban en Nojpetén. Se mostraron cautelosos al principio y pidieron pruebas, sobre lo cual un mensajero itzá les trajo un rosario como muestra. Mirando hacia la isla veían hombres vestidos de frailes llamando que vinieran; en realidad fueron itzáes vestidos en los hábitos de los dos franciscanos que recientemente habían sido matados en la isla. Díaz y sus compañeros subieron a las canoas, dejando treinta porteadores mayas con sus mulas y suministros.[224]

Una vez en el lago, los itzáes volcaron algunas de las canoas y mataron a varios de los hombres de Díaz; otros fueron heridos y arrastrados a tierra donde fueron matados. Díaz, los dominicanos y otros dos hombres estaban en una canoa grande que no fue volcada y fueron llevados a Nojpetén donde se produjo una lucha feroz ya que Díaz intentó defenderse con su espada, matando a un número de itzáes. Los otros dos hombres fueron matados inmediatamente, mientras que los frailes fueron golpeados y atados a cruces en forma de equis tras lo cual se extrajeron sus corazones. Al otro lado del lago los izáes atacaron a los porteadores que guardaban las provisiones de la expedición y mataron a todos. Los itzáes mataron un total de 87 miembros de la expedición, incluyendo 50 soldados, 2 dominicanos y unos 35 ayudantes mayas. Posteriormente, tras la caída de la ciudad, los restos mortales del pequeño grupo que murió en Nojpetén fueron recuperados por los españoles y llevados a Santiago de los Caballeros de Guatemala para ser enterrados.[225]

Consecuencias de la entrada de Amésqueta

Durante las siguientes semanas Amésqueta envió exploradores a buscar contacto con las comunidades locales de los mopan y ch'ol, incluyendo Chok Ajaw, AjMay, IxB'ol y Manche; no tuvieron éxito – la mayor parte de los indígenas había huido, dejando la selva desierta. En San Pedro Mártir, recibió la noticia sobre la misión diplomática de AjChan en Mérida en diciembre de 1695 y la entrega formal de los itzáes a la autoridad española.[223]​ Sin poder reconciliar esta noticia con la pérdida de sus hombres en el Lago Petén Itzá, y enfrentando condiciones pésimas en San Pedro Mártir, Amésqueta abandonó la fortaleza inacabada.[226]

Fray Cano recomendó al nuevo presidente de Guatemala de trasladar la población ch'ol a Verapaz donde podrían ser debidamente administrados. Como consecuencia de la fallida expedición, la recomendación de Cano fue aceptada, la fortaleza fue desmantelada, y todos los mayas que pudieran ser capturados en una amplia franja del sur del Petén fueron trasladados por la fuerza a Belén, cerca de Rabinal en Verapaz. Esta reubicación fue brutal y despiadada y fue condenada por varios funcionarios coloniales de alto rango, incluyendo el oidor José de Escals e incluso por Amésqueta.[227]

Caída de Nojpetén

Un mapa que muestra el Lago Petén Itzá que se extiende de este a oeste. Dos lagos menores se encuentran a poca distancia hacia el este, primero el lago Salpetén y luego el lago Macanché. La localidad de Yalain se encuentra en la orilla norte del lago Macanché; Zacpetén está en la orilla norte del lago Salpetén. Ixlú está en la orilla este del lago principal, Uspetén está en su orilla norte. Chakok'ot y Chak'an están en la costa noroeste, Ch'ich' se encuentra en una pequeña península en el lado suroeste del lago. Nojpetén se encuentra en una isla, en una extensión del lago que se desprende hacia el sureste. Más allá de este desprendimiento se encuentran dos lagunas menores, Petenxil y Eckixil. El tramo del Camino Real hacia Guatemala se extiende hacia el sur desde la orilla sur del lago, frente a Nojpetén. El tramo del Camino Real a Yucatán se extiende hacia el norte desde la orilla oeste del lago desde ch'ich' hacia Chak'an, y luego se dirige hacia el norte del lago a Tanxulukmul y hacia adelante. Kantetul se encuentra a poca distancia al este de Tanxulukmul. El territorio itzá cubría casi toda la mitad occidental del lago y se extendió hacia el oeste; incluía también las dos lagunas menores cerca del desprendimento sur del lago. La zona sur del lago principal era dominada por los itzáes. El territorio kowoj cubrió el área al noreste del lago, la parte oriental de la orilla sur, y se extendió alrededor del lago Zacpetén. El territorio yalain rodeaba el pequeño lago Macanché.
El lago Petén Itzá al momento de la conquista.

La resistencia prolongada de los itzáes se había convertido en una penosa vergüenza para las autoridades coloniales españolas, que decidieron enviar soldados desde Campeche para tomar Nojpetén una vez por todas.[82]​ El ataque final fue posible gracias a la apertura gradual del Camino Real desde Mérida hasta el Petén;[228]​ En diciembre de 1696 este camino había llegado a la orilla del lago Petén Itzá, aunque estaba casi intransitable en ciertos lugares y todavía faltaba terminarla.[229]​ En ese momento las profundas divisiones entre los líderes políticos de los itzáes eran tales que una defensa unificada del reino Itza no era posible.[230]

Preparativos finales

A finales de diciembre de 1696 los chak'an itzáes atacaron la grande misión kejache en Pak'ek'em, secuestraron a casi todos los habitantes e incendiaron la iglesia. La desmoralizada guarnición española en Chuntuki enterró sus armas y municiones y se retiró sobre una distancia de cinco leguas (aproximadamente veintiún kilómetros) en la dirección de Campeche.[231]​ Desde finales de diciembre de 1696 hasta mediados de enero de 1697, Ursúa envió varios grupos de soldados y obreros a lo largo del camino hacia el lago; el primer grupo, bajo el comando de Pedro de Zubiaur, tenía instrucciones de comenzar con la construcción de una galeota, una embarcación de guerra impulsada por la fuerza de remos.[232]​ Este grupo fue seguido por refuerzos que llevaron suministros, incluyendo armas ligeras y pesadas, pólvora y alimentos. El 23 de enero Ursúa salió de Campeche con otro grupo de soldados y arrieros, llevando el total de refuerzos a ciento treinta soldados.[233]​ Los españoles fortalecieron sus posiciones en ch'ich' y desplegaron artillería pesada para su defensa.[234]

Martín de Urzúa y Arizmendi llegó con sus soldados a la orilla occidental del lago Petén Itzá el 26 de febrero 1697, y una vez allí construyó la galeota, el barco de ataque fuertemente armado, que fue montado en ch'ich' dentro de doce días, a principios de marzo.[235][236]​ La galeota tenía una quilla de treinta codos o 14,4 m; tenía doce remos a cada lado y un timón con un tornillo de hierro. La galeota llevó a ciento catorce hombres y al menos cinco piezas de artillería, incluyendo un cañón ligero y cuatro pedreros (morteros).[42]​ La lancha utilizada para cruzar el río San Pedro también fue transportada al lago para ser utilizado en el ataque contra la capital itzá; esta embarcación contaba con 6 remos y un timón.[237]

Desde el 28 de febrero en adelante la expedición española fue hostigada en varias ocasiones por itzáes hostiles, que a veces dispararon flechas en la dirección de los intrusos, sin infligir bajas.[238]​ Al mismo tiempo, pequeños grupos de itzáes curiosos se mezclaron libremente con los españoles y recibieron chucherías, tales como cinturones, collares y pendientes.[238]

Ataque contra Nojpetén

El 10 de marzo un número de emisarios itzáes y yalain llegaron a ch'ich' para negociar con Ursúa; primero llegó AjChan que ya lo conoció en Mérida; fue seguido por Chamach Xulu, el gobernante de los yalain.[239]​ Kan Ek' envió una canoa con una bandera blanca llevando varios emisarios, incluyendo el sumo sacerdote itzá, quienes ofrecieron la rendición pacífica. Ursúa recibió los emisarios en paz y invitó Kan Ek' a visitar su campamento tres días después. En el día fijado Kan Ek' no se presentó; en su lugar guerreros mayas se concentraron en la orilla del lago y en canoas sobre el agua.[240]

Ursúa decidió que otros intentos para lograr la incorporación pacífica de los itzáes en el Imperio español no tenían sentido, y en la mañana del 13 de marzo se puso en marcha el ataque por agua contra la capital de Kan Ek'.[240][241]​ El campamento en ch'ich' quedó defendido por veinticinco soldados españoles, tres mosqueteros maya y varias piezas de artillería.[242]​ Ursúa subió en la galeota con ciento ocho soldados, dos sacerdotes seculares, cinco sirvientes personales, el emisario itzá AjChan y su cuñado, y un prisionero itzá de Nojpetén. La galeota fue remada desde el este de ch'ich' en dirección de la capital itzá; a medio camino sobre el lago encontraron una gran flota de canoas que bloquearon el acercamiento a Nojpetén y se extendieron en un arco de una orilla a la otra sobre unos seis cientos metros – Ursúa simplemente dio la orden de remar a través de ellos. Un gran número de defensores estaba reunido a lo largo de la orilla de Nojpetén y en los techos de la ciudad. A medida que la galeota se acercó, otras canoas salieron de la orilla y los españoles fueron cercados.[243]​ Una vez que habían cercado la galeota, los arqueros itzáes comenzaron a disparar contra los invasores. Ursúa dio órdenes a sus hombres de no abrir el fuego, pero varios soldados fueron heridos por las flechas y uno de ellos disparó su mosquete; en ese momento los oficiales perdieron el control de sus hombres que abrieron el fuego. Los defensores itzáes pronto huyeron ante los disparos de los españoles.[244]

La ciudad cayó después de una breve pero sangrienta batalla en la que murieron muchos guerreros itzáes; los españoles sufrieron pocas bajas. El bombardeo de artillería español causó la pérdida de muchas vidas en la isla;[235]​ los itzáes que sobrevivieron abandonaron su capital y intentaron nadar a la otra orilla del lago; muchos de ellos murieron en el agua.[245]​ Después de la batalla los supervivientes se desvanecieron en la selva, y los españoles ocuparon una ciudad maya abandonada.[82]​ Martín de Ursúa plantó su bandera sobre el punto más alto de la isla y renombró Nojpetén como «Nuestra Señora de los Remedios y San Pablo, Laguna del Itza».[246][235]​ La nobleza itzá huyó y se refugió en asentamientos mayas dispersos en toda la región del Petén; en respuesta los españoles recorrieron la región con grupos de búsqueda.[241]​ Kan Ek' no tardó en ser capturado con la ayuda de Chamach Xulu, el gobernante yalain;[247]​ El rey kowoj (Aj Kowoj) también fue rápidamente capturado, junto con otros nobles mayas y sus familias.[235]​ Con la derrota de los itzáes, el último reino nativo independiente e invicto en el continente americano cayó ante los colonizadores europeos.[87]

Consecuencias

Martín de Ursúa tenía poco interés en la administración del territorio recién conquistado y delegó su control a oficiales militares, sin hacer mucho para apoyarles, ya sea militar o económicamente.[248]​ Con Nojpetén en manos de los españoles, Ursúa regresó a Mérida, dejando Kan Ek' y otros miembros importantes de su familia como prisioneros de la guarnición española en Nuestra Señora de los Remedios y San Pablo, La guarnición que quedó aislada entre los kowoj y itzáes hostiles que todavía dominaban la selva circundante, fue reforzada en 1699 por una expedición militar de Santiago de los Caballeros de Guatemala, acompañada de civiles ladinos (de raza mixta) que vinieron a fundar su propio asentamiento alrededor del campamento militar. Los colonos trajeron enfermedades que causaron mucha muertes entres los soldados y colonos, y que afectaron fuertemente a la población indígena. Los soldados guatemaltecos solo se quedaron tres meses antes de regresar a Santiago de los Caballeros de Guatemala, llevando el rey itzá cautivo junto con su hijo y dos de sus primos. Los primos murieron durante el largo viaje a la capital colonial; Ajaw Kan Ek' y su hijo pasaron el resto de su vida bajo arresto domiciliario en la capital.[235]

Cuando los españoles conquistaron a los lagos del Petén en 1697, los yalain colaboraron inicialmente y ayudaron en la captura del rey de los itzáes. En este momento los yalain fueron gobernados por Chamach Xulu. Los gobernantes yalain alentaron la conversión cristiana como medio para mantener la paz con las fuerzas de ocupación españolas. Conforme pasó el tiempo, la cooperación yalain con los españoles parece haber disminuida.[247]​ Poco después de la conquista los yalain abandonaron sus asentamientos para evitar el hostigamiento por grupos de soldados españoles buscando alimentos, que secuestraron mujeres mayas para cumplir «servicios» en sus cuarteles. En este momento, el resentimiento hacia las fuerzas de ocupación era tal que los habitantes de los asentamientos yalain prefirieron quemar sus cosechas y romper toda su cerámica que dejar algo para los españoles.[249]​ Según los registros coloniales, la capital yalain fue quemada en 1698.[250]

Últimos años de la conquista

Vista sobre un campo abierto con parches de hierba gastada extendiéndose hacia una iglesia baja con una sencilla fachada blanca. La fachada tiene tres agujas cortas, la del medio más alta que las demás. La aguja central soporta una cruz. Las agujas más cortas cuentan con una abertura en forma de arco, una campana es visible en el arco de izquierda. La fachada cuenta con una puerta arqueada de madera; una ventana cuadrada está por encima de ella. La estructura principal de la iglesia tiene aproximadamente la mitad de la altura de la fachada y se extiende hacia atrás por el lado izquierda. La pared está lisa con excepción de una puerta más pequeña y una pequeña ventana. El techo es de metal corrugado oxidado. A la izquierda de la iglesia se encuentra un edificio bajo con una terraza sombreada. Dos postes soportan una línea eléctrica que pasa a través del campo a la iglesia. La base de cada poste está pintado de blanco. Una línea de árboles corre detrás de la iglesia.
Iglesia colonial española en Dolores.

A finales del siglo xvii, la pequeña población ch'ol en el sur del Petén y Belice fue trasladado por la fuerza a Alta Verapaz, donde fueron absorbidos en la población q'eqchi'.[86]​ Después de la conquista, la administración colonial del Petén se dividió entre las autoridades eclesiásticas en Yucatán y las autoridades seculares de la Capitanía General de Guatemala. Nunca hubo una fuerte presencia española en la zona, que siguió siendo remota y aislada, a pesar de que los españoles construyeron una fortaleza-prisión, el Castillo de Arismendi, cuya construcción se terminó en 1700.[251]

El camino a Yucatán cayó en un estado de deterioro debido a la distancia entre Nuestra Señora de los Remedios y San Pablo (antes Nojpetén) y Mérida, así como las dificultades del terreno y la hostilidad de los indígenas en la región.[228]​ En 1701 Ursúa y Arezmendi se dio cuenta de que el camino estaba en un estado tan mal que la guarnición española no podía ser suministrada desde Yucatán. Escribió al Rey de España, solicitando que el Petén sea transferido de la jurisdicción de Yucatán a la de la Real Audiencia de Guatemala.[252]​ En 1703 la petición de Ursúa le fue concedido con la condición de que la autoridad eclesiástica sobre el Petén pasaría a la orden de los dominicos.[253]

Entre 1703 y 1753, se establecieron reducciones en San José y San Andrés en la orilla del lago Petén Itzá, así como en Santa Ana al sur del lago, y en San Luis, Santo Toribio, y Dolores (que no debe confundirse con Dolores del Lacandón) más hacia el sur.[253][3][254]​ Cada uno de estos asentamientos tenía su propio pastor que respondía al vicario general situado en la guarnición española de Nuestra Señora de los Remedios y San Pablo.[253]​ En las primeras décadas del siglo xviii se construyeron iglesias en cinco pueblos coloniales: Dolores, Remedios, San Andrés, San José y Santo Toribio.[255]​ La iglesia en Dolores fue construida en 1708; la construcción fue probablemente supervisada por Juan Antonio Ruiz y Bustamante.[256]​ En 1699 el Petén contaba con nueve sacerdotes, pero posteriormente durante la época colonial, por lo general había una escasez de sacerdotes en el Petén. A pesar de las objeciones de los dominicanos que habían estado trabajando en el sur del Petén, los franciscanos siguieron proporcionando clero desde Yucatán, y fueron los franciscanos que supervisaron el bienestar espiritual del Petén durante el período colonial.[257]

AjTut era uno de los señores de Chak'an Itzá, la provincia norteña del conquistado reino itzá; el fraile Avendaño lo había conocido durante su expedición a Nojpetén. Después de la conquista, AjTut se trasladó de la orilla norte del lago Petén Itzá a Mompana, una región situada entre el lago Yaxhá y las ruinas de Tikal. Durante algunos años después de la conquista convirtió la región de Mompana en un refugio contra los españoles, y mantuvo una guerra fratricida contra los sobrevivientes kowoj en el sur.[258]

Reducciones alrededor del lago Petén Itzá

En el momento de la caída de Nojpetén, se estima que la población maya alrededor del lago Petén Itzá contaba aproximadamente sesenta mil habitantes, incluyendo un gran número de refugiados nativos procedentes de otras áreas. Se estima que el ochenta y ocho por ciento de esta población murió en los primeros diez años de dominio colonial, como resultado de las enfermedades y la guerra.[37]​ Aunque las enfermedades fueron responsables de la mayoría de las muertes, las expediciones españolas y las guerras internas entre los grupos de indígenas también tuvieron un impacto.[38]

En 1702-1703, los sacerdotes católicos de Yucatán fundaron varias misiones alrededor del Lago Petén Itzá.[235]​ Los primeros poblados que fueron concentrados en las llamadas reducciones coloniales eran Ixtutz, que se convirtió en el nuevo poblado de San José, y el poblado cercano de San Andrés, ambos en la orilla norte del lago Petén Itzá.[253][3]​ Primero fueron subyugados por uno de los oficiales de Ursua, Cristóbal de Sologaistoa, antes de pasar al cuidado de los frailes dominicos para la conversión cristiana de los habitantes.[253]​ Los sobrevivientes itzáes y kowoj fueron reasentados en los nuevos pueblos coloniales con una mezcla de persuasión y fuerza. Los líderes kowoj y itzás en estas misiones se rebelaron contra las autoridades españoles en 1704 y casi lograron retomar Nojpetén,[90][235]​ pero la rebelión fue aplastada rápidamente, a pesar de que fue bien planificada. Sus líderes fueron ejecutados, y la mayoría de las misiones fueron abandonadas; por 1708 solo quedaron unos seis mil mayas en el centro del Petén.[235]​ Las reducciones fracasaron en gran parte porque los misioneros encargados de convertir a los habitantes no podían hablar el idioma itzá.[253]

Legado de la conquista

Martín de Ursúa utilizó la conquista del reino Itzá como peldaño para alcanzar el codiciado puesto de Gobernador General de Filipinas, que asumió en 1709.[259]​ Las enfermedades introducidas por los europeos devastaron la población nativa del Petén, y los efectos de las enfermedades fueron agravados por el impacto psicológico de la derrota. La población alrededor del Lago Petén Itzá contaba entre veinte mil y cuarenta mil habitantes en 1697. Hacia 1714, el censo registró poco más de tres mil habitantes en el Petén, incluyendo la población no indígena. Este número no habría incluido los llamados «salvajes», es decir la población maya que vivió en la selva, lejos del control de las autoridades coloniales españolas. En 1700 la cabecera colonial del Petén fue principalmente poblada por colonos, soldados y convictos.[260]​ Durante la segunda mitad del siglo xviii, los indígenas adultos de sexo masculino fueron fuertemente gravados y a menudo se vieron obligados al peonaje por deudas. El occidente del Petén y el territorio adyacente de Chiapas permanecieron escasamente poblados, y los habitantes mayas evitaron el contacto con los españoles.[261]

San José, en la orilla noroeste del lago Petén Itzá, es el hogar de los últimos oradores del idioma itzá. El apellido Kowoj aún existe, pero los pueblos kowoj y itzá se fusionaron y ya no existen como grupos étnicos distintos. En la época contemporánea existe una historia de rivalidad y conflicto entre San José (la antigua localidad itzá de Chakok'ot) y San Andrés (la antigua localidad de Chak'an, aliada a los kowoj), y es posible que esta rivalidad tenga su origen en la antigua hostilidad entre los itzáes y kowoj.[262][263][38]

Fuentes históricas

Un página en tipo de letra anticuado y con el texto en español arcaico dice «Historia de la conquista de la provincia de el itzá, reducción, y progresos de la de el lacandón, y otras naciones de indio bárbaros, de la mediación de el reino de Guatemala, a las provincias de Yucatán, en la América septentrional. Primera parte. Escríbela don Juan de Villagutierre Soto-Mayor. Abogado, y relator, que ha sido de la Real Chancillería de Valladolid, y ahora relator en el real y supremo Consejo de las Indias, y la dedica a el mismo real, y supremo consejo.»
Portada de Historia de la Conquista de la Provincia de el Itza publicado por el relator del Consejo de Indias en 1701, cuatro años después de la caída de Nojpetén.

Hernán Cortés describió su expedición a Honduras en su quinta carta de relación,[264]​ en la cual detalla su expedición a través de lo que hoy es el departamento del Petén en Guatemala. Bernal Díaz del Castillo acompañó a Cortés en esta expedición a Honduras.[265]​ Escribió un largo relato sobre la conquista de México y las regiones vecinas, titulado Historia verdadera de la conquista de la Nueva España.[266]​ Terminó su relato hacia 1568, unos 40 años después de las campañas que se describen;[267]​ el relato incluye su propia descripción de la expedición de Cortés.[265]​ En 1688 el historiador colonial Diego López de Cogolludo detalló las expediciones de los misioneros españoles Bartolomé de Fuensalida y Juan de Orbita en 1618 y 1619 en su relato titulado Los trés siglos de la dominación española en Yucatán o sea historia de esta provincia; se basó en el informe de Fuensalida, que se perdió posteriormente.[268]

El fraile franciscano Andrés de Avendaño y Loyola hizo su propio relato de sus viajes a Nojpetén de finales del siglo xvii, el cual escribió en 1696 con el título Relación de las entradas que hice a la conversión de los gentiles Ytzaex. Cuando los españoles finalmente conquistaron el Petén en 1697, produjeron una gran cantidad de documentación. Juan de Villagutierre Soto-Mayor era un funcionario colonial español que inicialmente ocupó el cargo de relator de la Real Chancillería de Vallodalid y posteriormente el de relator del Consejo de Indias. Como tal tenía acceso a una gran cantidad de documentos coloniales almacenados en el Archivo General de Indias. A partir de estos escribió Historia de la Conquista de la Provincia de el Itza, reducción, y progressos de la de el Lacandón, y otras naciones de indios bárbaros, de la mediación de el Reyno de Guatimala, a las provincias del Yucatán en la América Septentrional. La obra fue publicada por primera vez en Madrid en 1701 y detalla la historia del Petén desde 1525 hasta 1699.[269]

Arqueología

Ursúa se refirió a la localidad portuaria occidental de ch'ich' como «Nich». El nombre moderno de un lugar en el lado sur de la bahía lacustre es Punta Nijtún, que deriva probablemente del yucateco colonial nix tun, cuyo significado es «rampa de piedra».[270][271]​ Los arqueólogos que efectuaron excavaciones en la orilla del lago en Punta Nijtún descubrieron una rampa de piedra, probablemente la que fue construida por las tropas de Ursua para lanzar su galeota.[270]

Notas

  1. El conquistador Bernal Díaz del Castillo llamó la ciudad Tayasal, aparentemente una derivación de las palabras itzá ta itza («en el lugar de los itzáes»). El propio rey itzá Kan Ek' se refirió a la ciudad con el nombre de «Nojpetén» cuando habló con los españoles en 1698.[1]​ Nojpetén, viene del itzá noj peten y significa «gran isla».[2]
  2. Dos asentamientos coloniales españoles en Quintana Roo llevaban el nombre de Bacalar. La principal localidad de ese nombre era Salamanca de Bacalar, a menudo abreviado como Bacalar, cerca de Chetumal en la costa del Caribe. Bacalar-de-Chunjujub', Chunhuhub moderna, era un pequeño asentamiento en el camino hacia Mérida.[91][4]​ En este artículo, a menos que se indique lo contrario, todas las referencias a Bacalar se refieren a Salamanca de Bacalar.
  3. IxPimienta era un pueblo al oeste de Bacalar, en el camino estrecho que conectaba Yucatán y Petén, situado en el cruce del camino a Tipuj. En 1561 estaba habitada por mayas que huyeron de las regiones vecinas ya conquistadas, y en 1622 la mayoría de los habitantes eran originarios del noroccidente de Yucatán, una región ya controlada por los españoles.[98]
  4. La legua es una unidad de medición española que equivale a cinco mil varas. Esto equivale aproximadamente a 4,2 kilómetros.[130]​ Todas las distancias en este artículo se basan en esta conversión, pero están sujetos a estimaciones a veces muy aproximadas en las fuentes.
  5. Los españoles a menudo utilizaron el término «pardo» para referirse a mulatos pero el término fue también utilizado para referirse a la raza mixta de negros e indígenas.[153]
  6. Tanxulukmul es también el nombre de un refugio itzá mencionado en el Chilam Balam de Chumayel. Este fue probablemente el mismo sitio, y ha sido identificado de manera tentativa como las ruinas de Akte, cerca de Motul de San José, un extenso sitio del periodo Clásico ubicado a tres kilómetros de la orilla norte del lago Petén Itzá.[183][184]
  7. Saklemakal puede probablemente ser identificado como las ruinas de Kantetul, dos kilómetros al norte de Motul de San José.[185][186]

Referencias

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Bibliografía

Bibliografía adicional