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Este anexo recopila una información somera sobre las sepulturas halladas en la necrópolis de La Joya y el ajuar que contenían.


Tumba 17.—Difícil de precisar. Puede ser incineración «in situ», dado la abundancia de cenizas, aunque los objetos no aparecen dañados por indicios de fuego. Tumba 18.—Incineración. Los restos óseos pudieron haber estado colocados dentro de un vaso hecho a mano, muy fragmentados entre los citados huesos. No obstante, indicios de cremación existen en el lado Este del interior de la tumba, habiendo aparecido el jarro encontrado en la misma entre cenizas y ennegrecido por el fuego. Tumba 19.—Incineración doble, habiendo depositado huesos y cenizas en sendas ánforas de tipo púnico.

Descripción de las tumbas[editar]

Tumba 1

Sepultura de incineración donde los restos óseos estan depositados dentro de una urna metálica.

Tumba 2

Con área rectangular de unos 2 x 2,50 metros, es una tumba de incineración que estaba totalmente destruida en su parte superior. El ajuar se encontraba a unos 5 centímetros de la superficie y la urna a unos 30 centímetros. La urna cineraria, que contenía un vaso hecho a mano casi metido y las cenizas mezcladas con tierra, cal y restos de carbón; apareció bien colocada verticalmente sobre un lecho de piedras y cal que la entibaban completamente. A su alrededor y a la altura de la parte superior de la urna encontramos los restos del ajuar que estaba compuesto de cerámicas (a torno y a mano) y piezas de bronce, estaba disperso por todo el área y muy fragmentado.

Tumba 3

Una cista de 60 x 60 centímetros enmarcada por lajas y con una profundidad de 32 centímetros, se trata de una tumba de incineración que se conservaba intacta. Se encontró a 12 centímetros de profundidad. Se encontró pequeños fragmentos de cal junto a un ajuar compuesto por un plato cinerario sobre el que estaban colocados los restos óseos sin cenizas, fragmentos de cuarzo, piezas de bronce y plata.

Tumba 4

Sepultura de incineración destruida de superficie circular de 60 centímetros de diámetro aproximadamente y unos 25 centímetros de profundidad y que fue hallada a unos 10 centímetros de profundidad. El ajuar estaba compuesto por además de por fragmentos de cerámica hecha a mano, escoria, pedazos de cal y fragmentos óseos y de conchas marinas. Parecía que se colocaron por separado cenizas y osamenta.

Tumba 5

Sepultura destruida casi totalmente debido a las obras realizadas en el Siglo XX. Probablemente fuese de inhumación. El ajuar recuperado estaba formado por jarros de cerámica a mano y a torno, un jarro de bronce bastante deteriorado, un brasero del mismo material, fragmentos de chapas de plata, un anillo de oro, fragmentos de marfil, cuentas de un collar de ámbar, un objeto de hierro y escoria de varios materiales. Además se encontraron cartílagos de pescado grande marino y conchas marinas.

Tumba 6

En un pozo con un diámetro de 60 centímetros aproximadamente y una profundidad de 25 centímetros se halló esta sepultura de incineración a unos 2 centímetros de la superficie lo que ha hecho que la parte alta de la urna se haya perdido junto a un vaso que le acompañaba. El ajuar encontrado contenía una urna cineraria de cerámica de con restos de huesos de un niño separado de las cenizas de la que faltaba un trozo, posibles trozos de un vaso que tiene parecido al de la tumba 1 y guardaría similitudes con las encontradas en la necrópolis de Rachgun (Argelia). Además había otro par de vasos acompañando a la urna y una piedra triangular.

Tumba 7

Se trata de una sepultura de incineración formada por un pozo circular con un diámetro de 30 centímetros y una profundidad de 25. En ella se encontró una urna cineraria entibada con guijarros a la que le falta la parte mas alta y que contenía restos óseos que no estaban acompañados por ceniza. El ajuar estaba compuesto por un vaso de cerámica y un puñal de hierro con la hoja curvada bajo la urna

Tumba 8

Encontrada a dos centímetros de profundidad y supuestamente bastante destruida por lo que no se pudo precisar si se trataba de incineración o inhumación, estaba constituida por algunas lajas de pizarra. Solo se encontraron restos de huesos.

Tumba 9

Se trata de una sepultura que guarda relación con el tipo de enterramientos que se hacían en Chipre durante la Edad de Hierro y épocas anteriores tanto en la colocación del cadáver inhumado como en la manera que se depositó el ajuar.[1]​ Es Sepultura doble de inhumación e incineración constituida de forma de rectángulo de profundidad variable creado por un muro artificial de 2,60 x 2 metros y con ángulos redondeados.

El cadáver inhumado, del que se conservan el cráneo y varios huesos, estaba colocado con la cabeza colocada hacía el Sur y mirando hacia Occidente en posición decúbito supino sobre un escudo de bronce y un cuchillo de hierro con la hoja curvada. Sobre la pierna derecha tenía cuatro placas de marfil sobre las que se colocaron cuatro vasos de alabastro.

Del otro cadáver solo se encontró escasos restos calcinados, quizás se trato de una incineración in situ para luego colocar el ajuar que se encontró bajo una capa de cal y estaba formado por un torque y colgantes de oro junto a un broche de bronce.

La cerámica encontrada en ambos casos estaba dispuesta de una forma cuidadosa.

Tumba 10

Estaba totalmente destruida lo que hacía imposible determinar la forma, el tamaño y cual fue el rito funerario. Se encontró piezas de bronce, fragmentos del mismo metal y de cerámica y un pedazo de hierro.

Tumba 11

De planta cuadrangular (2,10 x 1,20 metros), estaba situada a unos 25 centímetros de profundidad. El rito funerario fue la incineración. La urna cineraria era de cerámica hecha a mano. Los restos óseos estaban muy fragmentados y quemados y correspondían a un adulto. El ajuar, situado en el centro de la tumba, estaba compuesto por cuatro cuencos de cerámica hecha a mano y fragmentos de bronce forjado que podrían pertenecer al broche de un cinturón.

Tumba 12

Sepultura de incineración rectangular (2,50 x 1,35 metros) de una profundidad que va desde los setenta centímetros al metro y veinte y que tenía en el centro un pozo circular de 60 centímetros de diámetro y algo mas de 30 centímetros de profundidad. Dentro del pozo se encontró una urna cineraria con huesos de un adulto y las cenizas alrededor de ésta. Además los restos óseos estaban en un vaso cinerario de cerámica junto a un broche de bronce.

Fuera del pozo y dando la sensación de haber sido arrojados y no colocados ordenadamente se encontraba el resto del ajuar. Éste estaba en mal estado de conservación, debido a la cal que pudo ser usada en un rito funerario, y las cerámicas muy fragmentadas.

Tumba 13

A pocos centímetros de la superficie, de forma oval y de 1,50 x 1 metro, se trata de una tumba de inhumación con al menos dos individuos adultos que fueron colocados en una posición violenta: Parecía que hubiesen estado atados entre ambos. La osamenta que se encontraba muy deteriorada y mezclada, esta acompañada de trozos de cal y fragmentos de moluscos (pecten jacobaeus). Además esta delimitada por cantos rodados del mismo tamaño y separados.

Solo se encontró un fragmento de cerámica hecha a torno y por la posición se desconocía si realmente pertenecía a esta sepultura.

Se cree que esta tumba podría formar parte de un complejo funerario mayor.

Tumba 14

Sepultura de inhumación de planta rectangular (2,50 x 1 metro) y cuya profundidad varia entre 67 y 80 centímetros. El cadáver que corresponde al de un hombre adulto, estaba decúbito lateral sobre el costado izquierdo (mirando a Occidente). Frente a la calavera se encontró un anillo y a la altura del cuello un collar y una placa de marfil. A la altura de lo que sería la cintura había un cinturón con una placa de plata y frente a los pies un vaso de bronce. También se encontró fragmentos de cal y de cerámica rotos y el esqueleto de dos perros de los que no se sabe si podían formar parte de la tumba.

Tumba 15

Sepultura de incineración con los restos de los huesos en el fondo de una urna cineraria que estaba apuntalada con piedras alrededor y debajo de ella. Sobre los restos óseos, que parecían haber sido lavados tras la cremación, estaban depositados se había depositado una hebilla de bronce en buen estado y la empuñadura de un cuchillo de hierro en un avanzado estado de oxidación.

Tumba 16

Incineración. Los restos óseos y algunas cenizas se depositaron en el interior de un vaso globular que se colocó en el ángulo Este de la tumba.

La tumba 17

Por otro lado, la datación alta propuesta recientemente para la Sepultura 17 de La Joya (c. 700/650 a.C. frente a la antigua fecha del s. VI a.C., utilizando evidencia externa al propio carro, Fernández Jurado, 1988-89:226, 264 ) acerca el vehículo depositado en ella a la posible fecha de las estelas más tardías, con lo que podría suponerse una breve coexistencia en Andalucía Occidental de ambos tipos de vehículo (ligero 'de guerra' y carro funerario) en torno a la primera mitad del s. VII a.C. Con todo, dicha propuesta supone estirar en exceso los pocos datos disponibles, y acercar demasiado la cronología de las estelas con carro del Guadiana y Guadalquivir medio al mundo orientalizante de los 'príncipes' de Huelva. Lamentablemente, el vehículo de la Joya 17 había perdido todo resto de la caja de madera, salvo algunos fragmentos que analizados resultaron ser de nogal. Con todo, sus excavadores documentaron algunos elementos de interés (Garrido, Orta 1978). El tiro era de dos o quizá de cuatro caballos, dada la aparición en la tumba de dos magníficos e inusuales bocados de bronce, y de otras cuatro posibles camas de bocado de tipo diferente, además de cuatro pasarriendas. Todos aparecieron en montón, luego no se enterraron caballos enjaezados. Las dimensiones de la caja, abierta y rectangular, se han estimado en 1.5 x 1 m., esto es, el doble que la caja de un carro de guerra ligero. Los laterales estaban decorados o reforzados con lámina de bronce y apliques calados. Contaba con dos ruedas que debieron depositarse desmontadas dado su lugar de aparición en la tumba, ya que, aunque no se conservan elementos metálicos como llantas, sí aparecen in situ los dos bocines de bronce en forma de cabeza de felino. Estas piezas tienen paralelos en el arte chipriota y oriental, pero también hay modelos similares -aunque del s. VI a.C.- en Ampurias (Gerona, Cataluña) y en S. Mariano (Perugia). Hay además muchos otros elementos ornamentales y estructurales de bronce y de hierro. Es también posible que en la Sep. 18 de la misma necrópolis se depositara otro vehículo del que sólo quedan algunos apliques de bronce. Es significativo anotar que la tumba 17 de La Joya es una de las dos más ricas de la necrópolis, y que contenía un complejo ajuar que incluía abundante cerámica -incluyendo ánforas de vino importado, un gran quema perfumes de bronce, jarro y fuente de bronce para libaciones, una arqueta de marfil con figuras egiptizantes, y otros muchos objetos (Garrido, Orta, 1978; Quesada e.p.).

La tumba 17 de la Joya contiene también cuatro piezas de bronce, probablemente pasarriendas, de un tipo característico en Iberia, y del que se conocen muchos otros ejemplares fuera de contexto preciso, pero en ambiente orientalizante. Se trata de cortos vástagos rematados en una anilla circular subdividida horizontalmente en dos, y decorada con palmetas o capullos de loto (Ferrer, Mancebo 1991).

Al igual que en el caso de la tumba 17 de La Joya, la presencia de reparaciones en los radios de las ruedas de Toya (Jaén) muestra que los vehículos depositados en tumbas habían tenido previamente una utilización intensa (Fernández Miranda, Olmos, 1986, 56 y Fig. 13). Esta evidencia de uso duro, unida a la ausencia sistemática de apliques decorativos en bronce, nos hace dudar de su carácter de carros 'ceremoniales' o de 'prestigio', y nos hace pensar más bien en la deposición funeraria de carros comunes, o sólo de ruedas, para facilitar el viaje del difunto al mundo de ultratumba. Además, la casi total ausencia de evidencia iconográfica implica que en el mundo de los vivos el carro no fue desde el s. IV un símbolo ceremonial o de prestigio de especial relevancia.


Procedencia de los objetos encontrados en el Siglo XX[2]
Objetos Importaciones Productos Coloniales Imitaciones
Enócoe X X X
Braseros X
Timiaterio x

Véase también[editar]

Enlaces externos[editar]

Bibliografía[editar]

  • Aldana, C.: Aportaciones al estudio de la Toréutica Orientalizante en la Península Ibérica, Valencia, 1981.
  • Aubet Semmler, M.E.: Tartessos. Arqueología protohistórica del Bajo Guadalquivir, Sabadell, 1988.
  • Belén, M. y Escacena, J.L.: Las comunidades prerromanas de Andalucía Occidental, Madrid, 1992.
  • Fernández-Miranda, M.: Huelva, ciudad de los tartessios, Barcelona, 1986.
  • Fernández-Miranda M. y Belén, M.: Huelva y el Valle del Guadalquivir en el 1 Milenio a.C. (VIII SIPP: Prehistoria y Protohistoria del Guadalquivir), Córdoba, 1976.
  • Garrido, J.P.: Excavaciones en la necrópolis de La Joya (1ª y 2ª campaña), Madrid, 1970.
  • Garrido, J.P.: Excavaciones en la necrópolis de La Joya (3ª, 4ª y 5ª campaña), Madrid, 1978.
  • Garrido, J.P.: Las nuevas campañas de excavaciones arqueológicas en la "necrópolis orientalizante de La Joya, en Huelva" (XII Congreso Nacional de Arqueología), Jaén, 1973.
  • Garrido, J.P.: Presencia fenicia en el área atlántica andaluza: la necrópolis orientalizante de La Joya (I Congresso Internazionale di Studi Fenici e Punici, Vol. 3), Roma, 1983.
  • Pellicer Catalán, M.: Yacimientos orientalizantes del Bajo Guadalquivir (I Congresso Internazionale di Studi Fenici e Punici, vol. 3), Roma, 1983.
  • Maluquer de Motes Nicolau, J.: La civilizacion de Tartessos. Historia, Granada, 1985.
  • Rodríguez González, E.: Tarteso y lo orientalizante. Una revisión historiográfica de una confusión terminológica y su aplicación a la cuenca media del Guadiana. Lucentum, XXXIX, 113-129, Alicante, 2020.
  • Tejera, Antonio y Toscano-Pérez Clara: La necrópolis tartésica de La Joya (Huelva). 50 años después, Huelva, 2022.

Referencias[editar]

  1. Bonsor, George (1899). Les colonies agricoles pre-romaines de la vallée du Betis en Revue Archéologique Nº 35. París: Ernest Leroux. pp. 126-159. 
  2. Aldana, Cristina (1981). Aportaciones al estudio de la Toréutica Orientalizante en la Península Ibérica. Universidad de Valencia. p. 7.